Recuerdos del Padre Ovalle

Recuerdos del Padre Ovalle
Columnista.
POR HERNÁN BAQUERO BRACHO

El pasado 10 de marzo, se cumplieron 12 años de la ausencia definitiva, del Padre Augusto José Ovalle Quintero, quien fuera párroco en ejercicio del municipio de Villanueva, su tierra natal. Fue en vida abogado de profesión y de los mejores en derecho canónico a nivel nacional y por muchos años fungió como sacerdote en Barranquilla. El padre Ovalle, fue un hombre inmaculado. Hoy todos los Villanueveros continuamos recordando al padre Ovalle, por todo lo que aportó a su pueblo: reparación total de la Casa Cural, Construcción de la Capilla del Divino Niño y ante todo su obra maestra la recuperación de la fe de este bello pueblo del sur de La Guajira.


El padre Ovalle nació del hogar de distinguidas familias Villanueveras, adustos patriarca de esta bella población, que le dieron lustre, poniendo en práctica siempre la ética y las buenas costumbres por encima de la vanidades y veleidades pueblerinas de la unión de Ramón Ovalle Nuñez y Zoraida Quintero Acosta de Ovalle, ya fallecidos y tuvo cuatro hermanos: José Manuel, Fernando,abuelo de la brillante profesional Maria Fernanda Daza y de Anibal Jose, Ramón Camilo y Armando Ovalle Quintero (ya fallecidos),quien fuera el padre de tres brillantes profesionales que enorgullecen a Villanueva:Armando,Martha y Clemencia Ovalle Bracho. Tuvo también Ramón otros hijos entre los cuales destacamos a: Rosa Catalina Ovalle (madre del ex parlamentario Román Gómez Ovalle), Esteban, Teodoro, Rafael, Napoleón y Josefa Ovalle Maestre.


El padre Ovalle fue exitoso en su carrera sacerdotal y en la academia; y en Barranquilla dio la mejor prueba de ello. Cuando Villanueva vivió sus momentos más aciagos por la violencia, él escuchó el llamado de Dios y se regresó a su pueblo querido para devolverles la fe, que estaba perdida por causa del conflicto armado. Y aquí se consagró como haciendo apología a Pablo, el apóstol que dejó tantas enseñanzas en el nuevo testamento. Y terminó su apostolado, al devolverles la fe que se encontraba extraviada, a volver a creer en Cristo nuestro Señor y lo logró y de qué manera: de organizar al pueblo Villanuevero, de cantarles verdades, de decirles de frente en la homilía lo equivocado que estaban y que la violencia no era el camino, que en el pasado se constituyó en el mejor ejemplo de nobleza, de gente de bien, de hospitalidad e intelectualidad donde imperó la concordia y las buenas costumbres y después para ingrata recordación llegó el caos, nuestro pueblo entró en tinieblas y volvió a ver la luz al inicio del siglo XXI y en parte esa luz resplandeciente se le debió sin lugar a equivocaciones al apostolado que ejerció en su pueblo, el siempre querido y recordado padre Augusto José Ovalle Quintero.

El padre Ovalle, decía siempre las cosas por su nombre, no se arrugaba para decir verdades en las tantas homilías que quedan en el recuerdo de miles de Villanueveros. Discurría siempre en su sabiduría de las cosas que nadie diría en un centro religioso. Esa franqueza, esa honestidad, esa personalidad lo convirtió en la mira de los críticos muy chapados a la antigua que eran y son pocos y en la admiración del noventa por ciento del pueblo que lo vio como un mesías que vino a recuperar la fe perdida, en un pueblo confundido y polarizado por la lucha del conflicto armado.

Los últimos trazos de su puño y letra escritos por el padre Augusto José Ovalle quedan perennes en la memoria de todos sus feligreses: “creo en Dios poderoso y he sido bautizado en la sangre de Jesús y me siento lleno de Espíritu de Dios. En la Ucis hacen mucha oración, el señor Obispo, los Sacerdotes, en especial el padre Enrique Iceda que venía hasta tres veces al día. De regreso al mundo de los humanos lo primero que veo es a alguien que flota, lleva un vestido negro, una bufanda, una cabellera de un negro profundo que daba visos de diferentes colores y me decía: “amor mío mírame profundamente, estas llenando de Dios, ahora vota ese aire muy despacio, como si no quisiera desprenderte de Dios. Ahora vota ese aire muy despacio como sino quisiera desprenderte de Dios” la faena estuvo dura, pesada, pero vencí al toro ¿Cuántos toros quedan? Fueron partes de sus últimas palabras que dejó por escrito. 

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