Polarización y escándalos politiqueros
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Colombia, está saturada de corrupción, inseguridad, publica y administrativa, perdiendo credibilidad, atrofiando desarrollo, disparando violencias y criminalidad, alteradas, con escándalos y polarización política, coadyuvadas, con operaciones de bandas en conciertos, de redes delictivas, afectando, periodos de gobierno popular, en: presidencia, gobernaciones y alcaldías.
Los periodos de gobernantes, se asimilan
a reality novelescos, en lo relativos a intervenciones, acciones y participaciones; que se causan en
variados, matices y distintos campos de operación, con registros desastrosos, en comportamientos, indebidos y abusivos, de
servidores o empleados público, que
enredan funcionamientos administrativos, aprovechan oportunidad en mandatos,
para incurrir en corrupción e implicación, de parientes y cónyuge, por extralimitarse, en
atribuciones que no les asisten, pero soterradamente, no dejan de avalarla,
aunque muchos los nieguen, terminando
algunas, en tormentas escandalosas, que la encubren, con silencio a los medios,
sobornos y tráficos de influencia; que se negocia, en el predominio de
corrupción, de los que gobiernan, controlan, disciplinan y penalizan; con autoridades,
contaminadas y apadrinadas, de carteles o bancadas.
La ética y moral, es una farsa en poderes
públicos y órganos, de control y sanciones, opacadas por corrupción, que rige
el sistema democrático, administrativo y judicial, y nos tiene, patas arriba,
arruinados, con esperanzas inciertas y vías cerradas, escuchando falsas
especulaciones, sindicaciones y atribuciones; de acusaciones mutuas; en las
corrientes de partidos y organizaciones políticas, que gobiernan, coaligadas
con mayorías, de congresista aliados al gobierno, que venden el voto, para
garantizar, aprobación de proyectos de ley y reforma constitucional, en el
Congreso.
A los presidentes no les han faltado
incidentes problemáticos en familiares, de mal gusto, causando alteraciones,
por implicaciones en irregularidades, abusos de confianza, tráfico de manejos y
conductas delictivas, que, de hecho, generan tormentas, gubernamental y
tragedias familiar, de las que muy pocos, se han escapado, en los antecedentes
histórico de Colombia.
Pero
esto no solo ocurre a los presidentes, es común en familiares, de alcaldes,
gobernadores y servidores públicos de manejos; que terminan involucrados y afectados,
por intervenciones y participaciones
contractuales, de parientes que actúan, en formas desmedidas y sobre pasan,
limites facultativos, arropados en el gobierno, del ascendiente, descendiente,
cónyuges o colaterales; que algunas veces, ignoran y otros las acolitan, para
después, maniobrar ocultamientos y protección, poniendo en dudas, las malas
acciones, notorias y relevantes, de público conocimiento, para desenmascarar.
El ultimo escandalo que viraliza en redes
sociales, es la denuncia, que hizo pública, la ex esposa de Nicolas Petro, el
hijo mayor, del presidente, Gustavo Petro, Day Vásquez, quien adolorida por echarla a un
lado, en venganza de haberla cambiado, por la supuesta mejor amiga, Lura Ojeda,
se sacó el clavo vomitando todo lo que sabia, de andanzas, con personas,
reuniones, comunicaciones, peticiones e ingresos económicos, por donaciones y regalos
en dineros, que recibían, directa e indirectamente, de buena fe, en ferias del
fulgor popular y carnavaleras, de campañas políticas presidencial, que no
constituye delitos, pero lo buscan constituir, tejiendo cotejos de grabaciones
privadas, aportadas como prueba por la ex, en comunicaciones (chat y audios) El
Fiscal, Francisco Barbosa, anuncia apertura de investigación penal, por lavado
de activo, en campaña política.
El
presidente también tuvo conocimientos, de rumores que comprometía a un hermano,
con presos de la cárcel Picotas, que pedían involucrar en beneficios
carcelarios, previsto en proyecto de ley, relacionado con la Paz Total y
sometimiento a la justicia.
El presidente Gustavo Petro, pidió al Fiscal
Barbosa, que aperturara investigaciones, al hijo y hermano, a fin de que
esclarezcan hechos y dudas. De estar implicados, que respondan por sus
conductas, conservando la presunción de inocencia. Ha sido el único presidente,
que ha pedido investigación, para consanguíneos (familiares) en los demás, ha
reinado, la hipocresía y la doble moral, guardando silencio, tapando las
conductas, irregular y delictivas; echándole tierra al asunto.
El
presidente que estuvo exento de este problema en su gobierno, por operaciones
ilícitas, de hijos y cónyuge, fue Virgilio Barco Vargas. De ahí en adelante, ni
hacia tras, se salvan familias, implicadas de corrupción, durante el mandato
del periodo de gobierno presidencial.
La politiquería en Colombia, rige en circulo
de distinguidos clanes familiares, dueños de autocracias predominante, que
empañan el principio esencial de la democracia, soberana del pueblo, en representación y gobierno, donde
no impera la igualdad partidista, para que los miembros que las conforman, sin
exclusividad, tengan igual derecho de
oportunidad, en aspiraciones, no fundamentadas
en parentesco, ni en solvencias económica, como actualmente ocurre, en
las competencias populares, donde muchos se eximen de participar, por que
prevalecen, clanes y dineros, para lograr éxitos, en campañas desbordadas, de
publicidades y compra-ventas de votos, sin controles, ni de partidos políticos,
que acolitan, negociado avales, sin
ningún escrúpulo en practicas de corrupción, ni mucho menos, de autoridades
competentes.
¿De qué nos quejamos, si estamos acostumbrados
a votar por los mismos clanes de corruptos, que nos tienen hundidos? ¿Qué
esperanzas futuras albergamos, si no cambiamos representación, de quienes nos
tienen jodido?
La inexistencia de pensamientos políticos, en
partidos de papel, personificando clanes, no generan ninguna confianza de
cambio, aun cuando en campaña política, especulen y engañen, a incautos y
bobos, pintado pajarito en el aire e ilusionando con fantasías y falsas
promesas, porque nunca cumplen.
De la referenciada degeneración política, con negocio de votos, por escasez de conciencia popular, frente a necesidades apremiantes, que aprovechan, a cambio de votos, todo se puede esperar, sin asombro, porque se han vueltos comunes y cotidiana, en constantes ocurrencias, de circulo político-social, de las que pocos se escapan de caer, comprometiendo el núcleo familiar, por considerarse dueños del poder popular.
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