La Paradoja de la Migración: Trabajo Duro, Salarios Bajos y la Ilusión de la Libertad

 

hoyennoticia.com


Por: Wilson León Blanchar.



El fenómeno migratorio ha sido históricamente impulsado por la búsqueda de mejores oportunidades. Millones de personas dejan sus países de origen con la esperanza de mejorar su calidad de vida y contribuir al desarrollo de las sociedades que los reciben. Sin embargo, en países como Estados Unidos, donde la Estatua de la Libertad simboliza la bienvenida a los inmigrantes, la realidad es más compleja: muchos de estos trabajadores desempeñan roles esenciales en la economía, pero reciben salarios más bajos que los ciudadanos locales, enfrentan discriminación y, en algunos casos, son deportados.


La Mano de Obra Barata y la Economía Dual


El sistema económico de países desarrollados como Estados Unidos depende en gran medida de la migración laboral, especialmente en sectores como la agricultura, la construcción, los servicios y el cuidado personal. Sin embargo, en lugar de ser reconocidos como pilares fundamentales de la economía, los migrantes suelen ser explotados con sueldos que no reflejan su esfuerzo ni la importancia de su trabajo. Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la remuneración promedio de los migrantes es casi un 13% menor que la de los ciudadanos de los países de acogida, y en algunos países, esta diferencia alcanza el 42% .


Este fenómeno configura una economía dual:


1. Una formal y bien remunerada para ciudadanos y residentes con documentación en regla.


2. Otra sumergida y precaria donde los migrantes sostienen sectores esenciales sin recibir un trato equitativo.


Paradójicamente, muchas empresas, industrias e incluso el gobierno dependen de esta mano de obra barata para mantener costos bajos y la competitividad del mercado. Mientras tanto, el discurso político se endurece contra los inmigrantes, acusándolos de "quitar empleos" cuando, en realidad, ocupan espacios laborales que muchos locales no desean desempeñar.


El Ideal de la Libertad vs. La Realidad de la Exclusión


Estados Unidos se ha construido sobre la narrativa de la inmigración y la libertad, pero la práctica migratoria contradice esos valores. Los deportados no solo pierden la oportunidad de una vida mejor, sino que muchas veces regresan a sus países sin recursos, después de haber contribuido con su esfuerzo a una economía que luego los rechaza. Entre 2020 y 2024, Estados Unidos envió 475 vuelos de deportación a Colombia, lo que representa el 7% del total de vuelos de expulsión operados por el Servicio de Control de Inmigración y Aduanas de Estados Unidos (ICE) en ese periodo .


Si el mensaje de la Estatua de la Libertad sigue siendo el de abrir las puertas a quienes buscan oportunidades, entonces el sistema debería garantizar condiciones justas para quienes llegan a trabajar. Pero si la realidad es la discriminación, la explotación y la deportación de quienes sostienen la economía con salarios de miseria, tal vez el símbolo de la libertad ya no debería estar en Estados Unidos. Quizás, como se ha propuesto de forma irónica, deba ser trasladado a un país donde el respeto por los derechos humanos y la equidad sean una realidad y no solo una promesa grabada en piedra.


La solución no está en mover monumentos, sino en replantear políticas que permitan que la libertad y la justicia se apliquen a todos, sin importar el lugar de nacimiento.

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