Presumimos que los buenos somos más, pero los malos nos superan gobernando
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Por Martín Nicolás Barros Choles
En la vida vemos y observamos, muchísimas cosas, curiosas y misteriosas, que ignoramos descifrarlo, por desconocimiento, relativo a novedades y aspectos desconocidos, que nos inhibe opinar. Muchas veces las cosas no son, como equivocadamente las creemos, percibimos y concebimos, ni todo lo que brilla es oro. Nunca faltan los equívocos, con algunas personas, que la presumimos de una forma, pero son variables en cambios de comportamientos, que transforman, de manera negativa, por carencia de originalidad, terminando arrastrados, por ínfulas que trastornan, con conductas desagradable.
Son muchas las personas se irritan, con soberbia y amargura, por estar elevado de humos y espuma, manifestándose engreídos y orgullosos, rebasados de vanidad; con posturas: arrogante, pedantes y despectivos; en complejos de superioridad, generador de egocentrismo y delirio de grandeza, cuando tienen la ocasión u oportunidad de ocupar un cargo de servicios de autoridad pública, incidiendo en desatenciones, morosidad, omisión, abusos, groserías, arbitrariedades y conductas delictivas, que “mella” la tolerancia, originando despelotes demoledores imprevistos.
Quienes gobiernan en democracia, deben deponer los intereses personales, por los de interés: generales, colectivos y comunes, en circunstancias similares a la de un padre o madre de familia, con sus hijos, caracterizándose por la buena atención y soluciones programadas, fundamentadas en el ejercicio de funciones publica, sobre necesidades y problemas, que nos atañen de manera priorizadas, con eficiencia, igualdad y seguridad; en cumplimiento de deberes y obligaciones de servidores público.
¿Si los buenos somos más, por qué no se aprovecha esa ventaja? No basta con ser bueno, sino demostrarlo, con hechos positivos relevantes, sentido de pertenencia, honestidad, solidaridad contra el mal, conductas intachables, valor y dignidad personal. De nada sirve tener gentes buenas, pero de comportamiento, pasivos, negativos, indiferentes, indecisos, insolidario, enmudecidos, cobardes, miedosos y carente de firmeza e inestables. Otros aparentan ser bueno, manipulando, ingenuos, ignorantes e incautos; engañando y difundiendo propaganda, con mascara de bueno, pero en el fondo son: hipócritas, corruptos y malhechores, no confiables e inservibles en el ámbito político-social. Lobos disfrazados de ovejas,
¿Como se caracteriza una persona para considerarla buena? Por sus actitudes y comportamientos: agradables, sencillo, benévolo, integro, compasivo, virtuoso, decente, educado, disciplinado y cordial. Muestra empatía, solidaridad, sinceridad, generosidad, optimismo, creatividad, humildad, amabilidad, responsabilidad, prudencia, lealdad, resiliencias. Son justos, confiables y respetuosos; con sus semejantes. Comprenden y reflexionan, en paciencia, para manifestarse con intenciones, participativas y contributivas, en atenciones y soluciones oportunas, en termino social y comunitario, deseando lo mejor para los demás, actuando en consecuencia y con amor, con quienes se convive, rodean y comparten; de manera familiar, vecinal, amistosa y en compañerismos.
Al parecer todos nacemos buenos, inocentes e ignorante; del mundo exterior que nos rodea, pero la sociedad en que vivimos, nos separa y corrompen, de ahí que podremos dudar que los buenos superen a los malos. Algunos pocos super malos, se aprovechen de medios y circunstancias ocasionales, que puedan explotar, con interés particular personal, por sus habilidades de inteligencia, estrategias y conocimiento, para utilización y engaños, logrando ventajas y beneficios, manipulando maniobras, en personas débiles y necesitadas de solvencia. También se han destacado las practicas habituadas de corrupción, que constituye una desgracia y aberración social.
No pueden catalogarse buenas personas, quienes no cumplan por lo menos 10 formas que lo caracterizan, identifican y distinguen. Tampoco son buenos, aquellos que no son ni sal, ni agua o están con Dios y el diablo, ni mucho menos, el que juega en doble moral, sin crédito de confiar. La envidia, el egoísmo, esclavismo, ultrajes, torturas, avaricias, codicias, embrollo, lujuria, injurias, arrogancia, ofensas, pedantería, grosería, blasfemia, calumnias y muchas más, que son comunes en el trajinar cotidiano, descalifican la condición de bueno.
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Los criminales implícitos en constantes, hechos y conductas delictiva, de manera directas o supeditadas, a ordenes, de dependencia y encargos específicos, no serán los únicos malos del paseo, no se descartan los abusos y arbitrariedades de autoridades competente en ejercicio de sus funciones, destacándose gobiernos, no solo dictatoriales, sino también de democracia disfrazada, como actualmente se patentiza, en presidencias ejecutiva de mando, en muchas naciones, países, republicas o estados; de la bola del mundo. Analizando gobernantes de más de 100 países, con mas de cinco millones de habitantes, gobernados por mas malos que buenos. Ejemplo EE. UU, Corea del Norte, Israel, Rusia, Venezuela, Cuba y otros más en África.
La educación es el medio predilecto para la formación y conocimiento de una sociedad o comunidad digna, trazando lineamientos con directrices, aprobadas en democracia, diferentes a las impuestas por criterios personales, religiosos o políticos; como se ha venido acostumbrando para dominar, someter y colonizar. Si los buenos, fueran mas que los malos, por lo menos en Colombia, no viviéramos en precariedad y violencia, como vivimos, donde supuestas personas buenas, se silencian frente acciones perversas que nos afectan de manera moral colectiva, justificando cuidado en su integridad personal y familiar, mas bien es miedo y culillo de rendimiento.
El perdón y cambios de comportamientos en personas, es una fórmula para pasar del mal al bien. No estamos exento del mal, ni nada es eterno en la vida. Procuremos vivir en unidad familiar, barrial, gremial, estudiantil, laboral y otras; compartiendo y apoyando, solidaridad; disfrutando de confraternidad, amor, seguridad, recreación y eventos; entre convivencias, cordiales, armónicas y respetuosas, que nos fortalecen el bienestar emocional y nos pacifica espíritus irregulares y traviesos, en el entorno social, para gozar de paz.
Si sumamos, restamos y dividimos, las personas: buenas, medio buenas o regulares, malas y remalas, arroja un resultado donde los malos superan a los buenos, en consideración, de que los medios buenos, que son mayorías, son inestables y terminan, en instrumentos negociables, fácilmente absorbidos y atraídos, por los malos, de acuerdo, a debilidades e intereses personal, rayando con la dignidad y confianza, desboronando la presunción, de que los buenos somos más.
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