Patas arriba EE UU descertifica a Colombia por narcotráfico
Por Martín Nicolás Barros Choles.
La nación más consumidora voluntaria, de cannabis y cocaína, en el mundo, descertifica al gobierno del presidente, Gustavo Petro, dictado por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, considerando a Colombia, el mayor cultivador y productor de coca, ofertada a los consumidores de la citada nación americana, pagando cualquier precio, en compra de los productos narcóticos, para entonar y despertar: creaciones y activaciones, cotidiana y específica: de trabajo, estudios y recreaciones. La descertificación tiene un valor sintético, utilizado, por gobernantes de EE. UU, para condicionar, intimidar, castigar, someter o solventar recursos económicos, bajo dominio y obediencia, en cumplimientos de ordenes expedidas. ¡Chantajes!
Es imposible tapar el sol con las manos, ni es de buen gusto, victimizarse para acusar responsabilidades, cuando están comprometidos en hechos relevantes y notorios, inocultables, que los delata y aun así, hipócritamente niegan la realidad y culpan a otros; en aras de justificar manipulaciones y evasiones, de lo que le afectan y pretende, ignorarlo, amenazando con sanciones, de diferentes calibres, no obstante, estar implícitos en responsabilidad y complicidad innegables, pero caprichosamente se la atribuye a Colombia, para descertificarla.
Estados Unidos, persigue de manera extraterritorial, el narcotráfico, terrorismo y la corrupción. De manera contradictoria, lideran el mayor mercadeo de consumo internacional, relacionado con marihuana y cocaína, comercializadas por carteles y agencias fantasmas, intocables e invisibles, que recaudan millonadas de dólares, en ventas secretas, cuyos recursos económicos, se lavan y legalizan, en los centros financieros y paraísos fiscales.
En cuanto a terrorismo, no le queda nada bien a EE. UU, atribuirles a otros, termino de terrorista, cuando los antecedentes históricos y hechos presentes registrados, lo ubican como la nación más terrorista del mundo, por las producciones y comercializaciones de armas. De igual forma, por las invasiones e intervenciones armadas, de manera directas e indirectas, llevadas acabos, irrespetando las autonomías de otras naciones e imponiéndose por la fuerza de armas, utilizadas, en amenazas, ejecuciones de asesinatos y todas clases de: violaciones, vejámenes, torturas y humillaciones; generadoras de horrores.
Lo que está ocurriendo en la Franja de Gaza, azotada sin piedad, ni misericordia, por el Estado de Israel, apoyada por Estado Unidos, materializando genocidio de Palestino, peor que el dejado por Rodolfo Hitler, en persecución de los judíos, en Alemania, Polonia y otras naciones europeas, siendo los antiguos víctimas, hoy protagonistas (judíos), autores de más de 200 mil víctimas palestinas, entre heridos y muertos, incluidos unos 50 mil niños. Otras múltiples familias, que superan un millón de habitantes palestinos, desalojadas a intemperie, despatriadas, padeciendo de un territorio pacifico, hambruna, descontroles emocionales y variados tipos de enfermedades, sin ningún amparo, de la ONU, que lo estabilice, frenando la actitud bárbara y criminal, del primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, apoyado y protegido, por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump. Si estas circunstancias no son terroristas, ¿Qué será?
La corrupción estas implícitas en conductas terroristas, en manejos administrativos, diplomáticos, bélicos y comercial; de diferentes formas, medios y acciones; que permitan participar, en condición de patrocinador, cómplice u encubridor; de hechos ilegales e ilícitos, que comprometan. También es corrupción utilizar rehenes, en calidad de testigo negociando rebaja de penas, si declarar acusando o sindicando a determinadas personas, insinuada. Inducen a servidores institucionales, proporcionando dinero, para utilizarlo en espionajes e informantes. También proveyendo armamentos para desestabilizar Estados y tumbar gobiernos, con beneficios, protección y solvencias económicas, halagando contraprestaciones de servicios. También impera la corrupción, en los tráficos de influencias e intereses, que operan en administraciones públicas y poderes: ejecutivos y judicial.
Asombro y críticas, ha generado la descertificación del presidente de Estado Unido, Donald Trump, a Colombia, por causa de narcotráfico, patrocinado con el consumo de EE. UU y naciones europeas, sobre las cuales nada ocurre para ponerle fin, erradicando el comercio, con descendimiento voluntarios de consumidores. EE. UU en vez de mostrar ejemplaridad, interna y externa, en erradicaciones de narcotráfico, producción y uso de armas de fuego, conjuntamente con manejos dudosos y torcidos, implícitos en corrupción y violaciones de disposiciones legales. ¿Con que fundamento y moralidad, descertifica Donald Trump, al gobierno de Gustavo Petro, originada de un gobierno ejercida por un delincuente presidente, que no gobierna, sino que comercializa y somete, con el imperio de armas y bloqueos de fuentes financiera?
¿Quiénes son los encargados de vender y distribuir, el negocio de cocaína, al por mayor y detal al interior de Estado Unido? La cocaína no es un virus, ni bacteria u hongo, que contamina. Ni está esparcida en el aire, es un producto narcótico, que se mercadea de manera sigilosa, moderada y en líneas clientelista. Se ofertan, con variedades precios, en diferentes estados, donde se consumen toneladas diarias, destacándose, viciosos ejecutivos de clases altas y media, mayores consumidores de “perico”. Antes de descertificar a Colombia, por cultivo, producción, trafico y comercio; primero debe resolver su problema interno y no buscar el ahogado rio arriba. ¿Sin demanda de cocaína en naciones consumidoras, como prosperarían los cultivos y producción de narcóticos? ¿Por qué descertifican a Colombia, una nación víctima del flagelo? ¿Por condiciones de interés político?
La guerra contra la cocaína, por que el cannabis va rumbo a legalización, es una temeridad, que ha generado la conformación de organizaciones delictivas, en cantidades de bandas, carteles, clanes y mafias; que enfrentan a sangre y fuego, sin temer a muertes, ni extradiciones, a las autoridades encargadas de controlarlas, generándoles la guerra, fuente de jugosas ganancias, para sostener, ejércitos privados al margen de la ley, adquiriendo armamentos y sobornando, autoridades corruptas.
Mas de medio siglo, luchando en guerra contra la droga y nada que acaban con ella. De empecinarse y obstinarse, en continuidad de lucha estéril, es como pretender llenar un tanque de agua sin fondo, al menos de que se trate de una estrategia de EE. UU, para manejar hacia futuro, también el monopolio, del comercio de marihuana y cocaína, en el mundo, sustituyendo el desuso de petróleo, que está monopolizado.
La cocaína que decomisan en Colombia, la presentan a medios de comunicaciones, con fotografía, informando y detallando, la droga confiscadas, pero después desaparecen volúmenes de la droga empacadas, como arte de magia. Los fiscales encargados de investigar, no perciben, observan, ni verifican, y menos, confrontan existencia y pruebas, de objeto aprendido, sobre informe policial, relacionado con pruebas documental (fotografías) descripción de cantidad, lugar y transporte; del narcótico aprendido. Anteriormente la fiscalía ordenaba la incineración de cocaína y marihuana, convocando a la Procuraduría, otras autoridades, veedores y medios de comunicaciones, dejando constancia en registro de acta suscritas por autoridades presentes.
¿Desde cuándo y que disposición legal, suprimió la incineración de productos narcóticos? ¿Qué rumbo o ruta sigue la cocaína aprendida, en Colombia, si la autoridad penal, ya no ordenan incinerarla? ¿Como acredita la autoridad competente, una investigación penal, sin objetos de pruebas material pericial? ¿Con solo informe policial y prueba documental?
Se rumora que la coca decomisada las envía para EE.UU. ¿Qué autoridad la ordena y despacha? ¿En qué forma? ¿legal o clandestina? ¿Será para arrojar al mar, incinérala o comercializada en Estado Unidos? Es importante, que el presidente Gustavo Petro, el Procurador General, Gregorio Eljach Pacheco, la Fiscal General, Luz Adriana Camargo y el Ministerio de Defensa, diluciden y esclarezcan; con el policía antinarcótico y la Dea, el destino de la cocaína decomisada en Colombia.
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