Los tóxicos y La Guajira

Por Hernán Baquero Bracho.

En La Guajira el desarrollo va unido al ingenio y a la creatividad. En la Península el desarrollo va unido a la estupidez y en muchos casos a la mediocridad.

En nuestro departamento ese desarrollo va impregnado del positivismo o del negativismo de las personas que interactúan en el día a día para logar ese anhelado propósito que nos ha sido tan esquivo, que por diferentes razones no se ha logrado: una, nuestra manera de pensar y actuar, otra que no somos unidos para lograr los resultados, es por ello que por ejemplo los paisas son tan exitosos y tan innovadores ya que para ellos lo más fundamental es la unidad basado en lo gremial y para nosotros es la individualidad basado en el egoísmo.

He ahí la diferencia entre un paisa y un guajiro, el primero vive en base al desarrollo, el segundo vive en base al subdesarrollo y de ahí que una famosa jurista expresara tajantemente que nosotros “somos otro país” y es verdad, lo que aquí sucede no ocurre en la otra Colombia.

Aquí los principios se basan en los antivalores y en el medio cultural en que siempre hemos vivido y eso por ahora no lo vamos a cambiar. Aquí vivimos inversamente proporcional a ese desarrollo que la cultura de Occidente, de Oriente y de Asia, genera mejor calidad de vida en sus habitantes. Pero aquí en lo septentrional de América Latina, donde se debería iniciar con tecnología de punta, el encadenamiento de estos procesos para generar la innovación y el desarrollo, no se da, pareciera que existiera un encadenamiento de neuronas atrofiadas que conducen siempre a la mediocridad y la estupidez de todos nosotros.

Y analicen mis queridos lectores, ¿Por qué ese encadenamiento de neuronas atrofiadas? Porque en la mayoría de los casos, en La Guajira, y en todos los puntos cardinales de los 15 municipios existen las personalidades toxicas, esas que todo lo contaminan con sus actuares y procederes.

Son personalidades que al contacto con ellos todo lo atrofian y lo contaminan, son personalidades llenas de amargura, donde no existe la felicidad sino el incordio y el desdén de una mente convulsionada por el fracaso y por el resentimiento.

Esas personalidades toxicas, son el gran parte responsables del atraso en que siempre ha vivido La Guajira, porque ellas como el virus mortal han contaminado todo lo que en su entorno se mueve y sin proponérselo han contagiado a muchos guajiros, quienes por acción o por omisión desarrollan sus ímpetus hacia lo malo y estéril y no hacia lo bueno, fértil y próspero y de ahí que estas personalidades toxicas han sido las causantes de tanto desmedro en que ha estado el departamento en su historia desde la intendencia, hasta lo que somos hoy en 53 años de vida administrativa.

Así son  las personalidades toxicas siempre han ejercido el desánimo sobre las mentes débiles y maquiavélicas que en la mayoría de los casos han sido los causantes para que el desarrollo de nuestra patria se haya estancado, esta tierra que ha sido mancillada y saqueada por dirigentes que se han convertido en asesinos en serie del bienestar de su comunidad y hoy la justicia y especialmente Dios debe juzgarlos por “crímenes de lesa humanidad” porque con los dineros del Estado se han beneficiado ellos y no la comunidad que se ha muerto de hambre, de desnutrición y de tantas enfermedades que enumerarlas sería una lista interminable de crímenes con esa comunidad desprotegida.

Pero La Guajira también ha sido exaltada con lo que ha tenido que ver con su historia y con su devenir. No podemos desmayar en estos momentos donde pareciera que el mundo se nos cerrara a la oscuridad y no encontráramos luz al final del túnel, la luz aparecerá más resplandeciente y más justiciera de la mano del que todo lo controla y del que obra sobre todos nosotros. Dios colocó de nuevo a un hombre temeroso de Él, Wilmer David González Brito y con esa brújula de sabiduría que el Todopoderoso le ha entregado, dirige y enruta a nuestro departamento por el camino señalado.

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