El gabo que el mundo no olvida
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Columnista |
El 17 de Abril, se conmemoraron seis años de la muerte del laureado escritor colombiano Gabriel GarcÃa Márquez, en ciudad de México, a los 87 años de edad. El más grande literato colombiano de toda la historia, el más premiado escritor latinoamericano, donde su obra maestra “Cien años de soledad” se convirtió después de El Quijote, en la más leÃda en el mundo entero. La solidaridad, la tristeza embargaba al periodismo, a la literatura, a la intelectualidad y al común por su fallecimiento que se hizo sentir en toda América y más allá de Europa. GarcÃa Márquez fue un escritor admirado y querido y hoy nos deja su legado, de sus obras literarias, de su prosa y su narrativa, como solo él sabÃa transmitirlo y por ello se convirtió en el padre del realismo mágico de nuestras realidades y de nuestras epopeyas.
El diez de Diciembre de 1982 cuando recibió el Premio Nobel de la literatura, en Estocolmo, Suecia, la realeza Europea se cubrió de gloria, con Gabriel GarcÃa Márquez y por supuesto con el vallenato de Poncho y Emilianito Zuleta, Colacho Mendoza,Pablo Lopez y su amigo de parrandas Rafael Escalona MartÃnez, quienes lo acompañaron a recibir el preciado trofeo; ese dÃa se inspiró el Maestro Escalona con “El vallenato Nobel” interpretada por los juglares Zuleta DÃaz, en honor a su compinche parrandero y es que Gabo conocÃa y le gustaba el vallenato. Fue tan influyente en el vallenato que el festival vallenato que la 33 versión fue en homenaje a Gabo.Su máxima obra literaria “Cien años de soledad” publicada en 1967, con esta obra ganó el Premio Nobel de literatura, lo catapultó a la fama en todo el mundo, más de treinta millones de ejemplares vendidos en treinta y cinco idiomas, dan prueba de esto. Su última novela fue “Memoria de mis putas tristes”, publicada en el 2004.
Ese dÃa el vocero de la Academia Sueca, Lars Gyllensten, su vocero expresó a renglón seguido que GarcÃa Márquez habÃa sido galardonado por sus “eminentes cualidades como escritor, como autor con talento suficiente para aunar la ficción y la realidad en obras palpitantes del arte literario, con un bagaje vivencial intenso de los destinos y de las circunstancias del hombre de su tiempo.” Después GarcÃa Márquez dejó su discurso para la posteridad “La Soledad de América Latina”. Treinta y dos años después ¿aun tienen validez los reclamos que Gabo les hizo a los europeos aquella noche de invierno de 1982?
Cuando GarcÃa Márquez, recibió el Premio Nobel de Literatura, vivÃa su momento más intenso como militante de izquierda y que la habÃa puesto con su pluma a través del periodismo. En 1976 en una entrevista concedida en La Habana, habÃa expresado: “… en determinado punto de mi vida hago un balance. Y lo único que me sale sobrando es la fama. Yo querÃa ser escritor, un buen escritor que me leyeran, ser reconocido como un buen escritor pero jamás conté con tanta fama, que es lo mas incomodo del mundo, porque solo te sirve para que te jodan y te hagan entrevistas…y entonces me pregunto: ¿Que hago con tanta fama? ¡Coño! – Me dije- me la gasto en polÃtica, es decir la pongo al servicio de la revolución latinoamericana, mira: yo no tengo ni vocación, ni formación polÃtica. Soy de los que quisieran que ya la revolución hubiera triunfado en todo el mundo para solamente tener que pensar en la literatura, el arte y esas 'guevadas'. Pero mientras vivamos en el mundo en que vivimos es un crimen no tener una participación polÃtica activa… ”
Y puso su pluma al servicio de la revolución latinoamericana. En 1974 fundó en Colombia la revista más influyente en el paÃs y de más larga vida de la izquierda democrática, Alternativa, cuyo Slogan rezaba “atreverse a pensar es empezar a luchar.” La revista dejarÃa de publicarse por falta de fondos en 1980. Ya en 1972 habÃa donado su primer gran premio literario internacional, el “Rómulo Gallego,” al movimiento al socialismo, Mas, en Venezuela y al comité de solidaridad con los presos polÃticos. Su periodismo polÃtico y militante comprometido con la causa socialista que determinó más su activismo, fue el derrocamiento de Allende en Chile en Septiembre de 1973. A partir de allÃ, sus crónicas periodistas se dedicaron a lo que estaba sucediendo en Chile, Vietnam, Angola, Nicaragua y, especialmente en Cuba. En 1975 manifestó que no escribirÃa mas novelas mientras no cayera la dictadura de Pinochet, donde se dedicó de lleno al periodismo polÃtico.
En 1977 Gabo publicó en Lima, Operación Carlota, que contenÃa sus crónicas sobre Cuba y Angola y que le valieron el Premio Mundial de periodismo otorgado por la Organización Internacional de Periodismo. En 1978, se publicó en Bogotá, en edición pirata, una colección de sus mejores crónicas titulado Periodismo Militante.
Pese a ello, GarcÃa Márquez a pesar de estar al servicio y el compromiso con las causas revolucionarias en América Latina, siempre tuvo presente que por encima de ese compromiso estaba el que tenÃa como escritor con la literatura. Y de esta manera jamás subordinó su compromiso con la literatura y con la poesÃa. No olvidemos que fruto de esos años fue su novela “El otoño del patriarca”, de pronto la única novela de denuncia, pero para muchos la más rica desde el punto de vista literario.
Para Gabo la literatura y la polÃtica eran dos formas de aproximarse a la realidad. “la verdad parece ser que la literatura, el periodismo y la polÃtica se complementan, siempre que todos se mantengan igual distancia de la vida real. Con la ventaja, a favor de la literatura, de que esta nos permite la expresión natural de sentimientos vitales como la compasión y la nostalgia, por ejemplo, y nos ayuda a resolver mejor esa dosis de escepticismo que nos viene dada con la vida, que se alimenta de ella, y a la cual no se resignan los polÃticos puros que le tienen miedo a su corazón”.
Y finalizo con esta joya del discurso d Gabo en Estocolmo en 1982: “América Latina no quiere ni tiene por qué ser un alfil sin albedrio, ni tiene nada de quimérico que sus designios de independencia y originalidad se conviertan en un aspiración occidental”. Gloria por siempre al más grande escritor que haya tenido Colombia en su historia. Flores amarillas, es el recuerdo perenne para la eternidad.
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