EN LAS DESGRACIAS SE VEN LAS REALIDADES

EN LAS DESGRACIAS SE VEN LAS REALIDADES
COLUMNISTA.
POR HERMES LÓPEZ DELUQUE

Con mucha tristeza me toca referirme a lo acontecido en la región del Magdalena tras la explosión de un carrotanque cargado de gasolina que se accidentó en plena carretera y la gente de pueblitos cercanos corrieron, pimpinas en mano a coger el combustible para poder tener un billete extra que les permitiría subsistir unos pocos días ante la grave situación que se vive actualmente.

Es lamentable que la gente en su afán de apoderarse del precioso líquido no midiera el peligro que este acto encarnaba. Es triste ver cómo en vez de ayudar al chofer accidentado, se dedicaran a hurtar la gasolina.

Lo ocurrido es una muestra de la insensibilidad y la imprudencia humana. En estos momentos es que nos damos cuenta que la solidaridad se ha perdido y solo nos interesa lo que podamos conseguir en medio de la desgracia.

Es cierto que las condiciones de vida de estos pueblos da lástima. Cuando los visitamos nos damos cuenta de la pobreza extrema en que estos habitantes viven y  soportan. El hambre y el desempleo se campean en sus entornos, allí se vive de la pesca, es su único sustento, pero hoy no se les permite salir a trabajar, el encierro sin plata ni comida debe ser algo desesperante. Sin embargo, lo anterior no justifica la conducta asumida por quienes intervinieron en este vandálico acto. Acto que costó vidas y muchos heridos.

Estas personas pensaron arreglar,  por el momento, su situación y la desgracia se ha encargado de empeorarla. Hoy están en el hospital, heridos, sin dinero para curarse y sus familiares con hambre y angustiados por la salud de sus seres amados.

Es cierto que muchos aprovechan estas cosas para lucrarse y lo tienen como deporte. Otros lo hacen por necesidad obligados por el hambre, hambre que no ayuda a calmar el gobierno insensible, ambicioso y ladrón que tenemos en estos momentos, Para ellos grandes banquetes, finos licores, lujos y comodidad y para el pueblo garrote y que coma mierda.

En medio de las desgracias se ven las realidades de los pueblos y de las familias. Hoy, Colombia ve con tristeza la miseria que ronda en los hogares de estos pueblos abandonados y explotados por una clase dirigente rapaz, ambiciosa e insensible.

En dolorosos momentos, como este, es que sale a flote la verdad de los pueblos pobres. Igual sucedió con el huracán Katrina, que dejó al descubierto la miserable vida de los habitantes negros de New Orleans, Ante la cruda realidad, el gobierno americano no pudo ocultar más la pobreza de esa gente.

Con asombro y pena he leido comentarios sobre este accidente que emanan odio, insensibilidad y burla ante el dolor ajeno, escriben con arrogancia y discriminación sobre algo que no solo sucede en la región caribeña, también se da en otras partes del país y del mundo.

Cómo personas de bien debemos rechazar estos actos y también debemos comprender que el hambre y el abandono es cruel y la desesperación lleva al hombre a actuar de manera inconsciente al tratar de conseguir el pan de cada día.
La miseria en Colombia está llegando a su límite y el pueblo está desesperado. El gobierno debe ser solidario con los pobres, ya es hora que dejen de robarse la plata del erario y tratar de brindarle una vida digna a su gente.

Dios les permita el descanso eterno a quienes han muerto y sanidad a los heridos. Lo acontecido debe servir de enseñanza a los saqueadores y a quienes en su desesperación no miden las consecuencias de sus actos.
Dios nos bendiga amigos.

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