RECUERDOS DE LA CASONA DEL GENERAL SOCARRÁS

hoyennoticia.com, RECUERDOS DE LA CASONA DEL GENERAL SOCARRAS
COLUMNISTA.

HERNÁN BAQUERO BRACHO.

La casa construida a principios del siglo XX por el general Sabas Socarrás Baleta, héroe de la Guerra de los mil días, quien como soldado del ejército liberal de Padilla y Valledupar de esa guerra cruenta en el departamento del Magdalena lucha en estas filas, desde el 3 de abril de 1895 al año de 1902, tal como está registrado en su libro “recuerdo de la guerra de los mil días” publicado por primera vez en el año de 1935 y una segunda edición en el año de 1977. Allí se conservan calderos de la época, un cuarto que todavía mantiene libros en su estantería y un cuarto en ruinas donde alguna vez se guardaron municiones.

Por allí pasaron cinco presidentes de la República: uno a hospedarse como lo fue el ex presidente Alfonso López Pumarejo con quien formó una gran amistad y los otros cuatro, a visitar al patriarca, antes de su muerte  a los 110 años. Fotos en el gran salón de tantas historias, confirman estas aseveraciones.

La casa hoy esta cerrada. Solo quedan los recuerdos del último cóndor de la prole del general Socarrás, Gilberto, quien fue el ultimo en morir y se  pasaba las horas meciéndose en una mecedora. Quien mantenía la memoria intacta y muchas veces no quería acordarse de tantos recuerdos de esta casona que se mantiene incólume en pleno centro de  Villanueva. Allí llegaban casi a diario a visitarlo y a hacer tertulias sus amigos “Lucho” Liñán, Jesualdo Daza Lafaurie, nieto de otro general de la guerra de los mil días,  pero conservador el general Antonio Galo Lafaurie; Mauricio Cuello ya fallecido, el literato Cesar Augusto Celedón, su sobrino, el intelectual Sabas Socarras Dangond tambien fallecido y nieto del general Socarras y primo también de otro general conservador el general Beltrán Dangond Celedón, y “Chava” Fuentes, quien cuidaba de él con todo el cariño del mundo, como quien dice allí confluye la historia, entre descendientes de generales que tuvo Villanueva.

El general Socarrás, nacido en el Carmen  de Bolívar, cuyo padre lo “regaló” en Riohacha a una prima llamada Margot Cataño Cotes, que lo ponía a sacar agua de los aljibes, a barrer los patios, a hacer mandados y a cocinar. Un día se encontró a uno de los grandes comerciantes riohacheros, Nelson Gnecco Coronado y él le dijo: “muchachito, te puedes ganar la vida. Te vas a la playa, ahí llegan unos indios con cayucos, llenos de palos de Brasil y dividivi, que embarcan para Europa, para teñir telas”. Es parte de la historia del general Socarrás. Después se levantó un caballo y llevaba telas a la provincia y las dejaba en consignación a unas señoras de Valledupar o de San juán del Cesar, y así comenzó a tener sus primeras ganancias y de esta manera a tener fortuna y siempre protegió a los Cotes, entre ellas a Tranquilina Iguarán Cotes o la “Niña” Tranquilina, abuela de Gabriel García Márquez.   

Ya retirado de la guerra y recibiendo todos los honores y como dirigente liberal del municipio de Villanueva, donde se había casado con Sara Sánchez, Tranquilina Iguarán, su prima, le dio un encargo de tener en su casa a su hija Luisa Santiaga, quien tenía un enamorado  en su tierra Aracataca, a quien ella nunca vio con buenos ojos, del romance que nació en 1923, con el que Gabriel Eligio García, de Sincé quien había llegado como telegrafista a Aracataca. Él se le acercó un día a Luisa Santiaga y la enamoró y le propuso matrimonio tal como lo recuerda alguno de sus hijos: “quiero casarme con usted, piénselo. Pero si le parece que no, dígamelo y no se preocupe porque no me estoy muriendo por usted”. Fueron las razones por las cuales Tranquilina Iguarán Cotes, se trajo a Luisa Santiaga, la mamá de Gabo, a donde su primo el general Sabas, porque no estaba de acuerdo con esos amores y Luisa Santiaga vivió un tiempo  donde hoy queda la “cueva” que era parte de la casona del general Socarras.

Pero pudo más el amor entre el telegrafista y la mamá de Gabo, que ni la distancia lo pudo vencer y se casaron un 11 de junio de 1926. Los telegramas eran frecuentes desde Aracataca a Villanueva entre los dos enamorados y la hija mayor del general, Eufemia, se convirtió en cómplice de estos amores.

Otro de los recuerdos de esta casona, allí también vivió hasta el día de su muerte Manuela Cristina Socarrás Sánchez o “Manola” como era conocida cariñosamente, la sexta hija producto de matrimonio del general Socarrás con Sara Sánchez  y quien se convirtió en la primera alcaldesa de Villanueva, cauta, casta, proba e inmaculada. Trajo la luz eléctrica al municipio de una planta que le entregó el gobernador de la época Nelson Amaya Arregocés. Luz que solo alumbraba en la noche por los altos costos de los combustibles y también una de sus grandes obras fue la reforestación del rio Villanueva, que hoy está en cuidados intensivos en materia ambiental. El crimen ecológico contra el rio Villanueva ha sido una realidad. El general Socarras como muestra de agradecimiento de su niñez, volvió a ayudar a Tranquilina en su lucha por lograr que a su padre el coronel Nicolás Márquez Mejía – abuelo de Gabo – se dieran de manera póstuma el grado de general de la República, que nunca obtuvo.   

¿Será que el tiempo ha olvidado los recuerdos de la casona del general Socarrás? ¿Qué Institución Educativa de Villanueva, lleva a sus alumnos a recorrer parte de su historia? Ninguna. Así andamos de mal en materia de historia, si no conocemos ni la nuestra, ¿entonces como enseñan los docentes la otra historia?

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