Mujeres de la OTAN contra Putin
Un solitario Vladimir Putin sentado a 10 metros de su ministro de Defensa y su jefe de Estado Mayor, impartiendo instrucciones para poner las fuerzas nucleares en disposición de combate, será siempre una de las imágenes más fuertes de la guerra de Ucrania. La respuesta al ruido de sables nuclear de Putin fue casi silenciosa. La Organización del Tratado de Atlántico Norte (OTAN), creada para evitar una gran guerra en Europa y, en caso de que esto fracasara, gestionar la escalada, busca ahora una estrategia que permita a Ucrania, que lleva años presionando para convertirse en miembro de la alianza, salir de la mejor manera del brutal conflicto. De hecho, el ingreso de Ucrania a la OTAN ha sido, según Putin, el detonante de la guerra.
Entre los ministros de Defensa, un cargo tradicionalmente ocupado por hombres, la presencia de mujeres es una realidad en tacones. De los 30 ministros ocho son mujeres, todas europeas –a excepción de la ministra canadiense– y quienes lideran la defensa de los países más poderosos de la OTAN: Alemania, Francia, España, Países Bajos, Bélgica, Canadá, República Checa, Macedonia del Norte. La guerra no tiene rostro de mujer, escribió la nobel de Literatura Svetlana Alexievich, pero hoy ocho de ellas le están poniendo la cara.
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La francesa Florence Parly, 58 años, es desde el 21 de junio del 2017 la ministra de las Fuerzas Armadas de Francia, ahora en primera fila con el presidente Emmanuel Macron, presidente de la Unión Europea. Socialista de partido desde 1995, graduada de los dos centros de estudios formadores de la élite en Francia, el Instituto de Estudios Políticos de París, y la Escuela de Administración (ENA), entró a la política en la “cohabitación” del conservador Jacques Chirac y el socialista Lionel Juspin, y al mundo empresarial en Aire France y en los ferrocarriles estatales franceses SNFC. Sucedió a otra mujer, Sylvie Goulard en el ministerio de las Fuerzas Armadas, y se ha referido así al conflicto de Ucrania: "La situación actual es una situación en la que Rusia ha declarado la guerra a Ucrania. La pregunta es, ¿queremos ir a la guerra contra Rusia? Rusia es una potencia nuclear. Nosotros, la OTAN, somos una alianza nuclear, ¿es eso lo que queremos? (...) Francia ha hecho todos los esfuerzos diplomáticos para evitar esta guerra, apoyamos a Ucrania en todos los aspectos”.
Christine Lambrecht, 57 años, socialdemócrata, nunca imaginó que a los 100 días del nuevo gobierno de Olaf Scholz iba a estar al frente del que ahora parece el ministerio más importante de Alemania, el de Defensa. Después de una carrera de un cuarto de siglo como parlamentaria, muy respetada en su partido SPD, jurista de profesión, carente de perfil internacional, no era a priori una política para ocuparse de la tropa alemana. Pero aceptó el desafío de Scholz. Tras 16 años de la era Merkel, el general de más alto rango de Alemania ha llegado a decir que la guerra en Ucrania ha pillado a su país “más o menos desnudo” militarmente. Ahora Lambrecht lo va a vestir con 100.000 millones de euros y le dará un giro de 180 grados a la débil política militar alemana. Desde ya la llaman “ la nueva dama de hierro del Ejército alemán”.
Aunque Margarita Robles, 65 años, nacida en León, nunca ha sido militante socialista, un día después de la toma de posesión de Pedro Sánchez como presidente del gobierno – tras la moción de censura de Rajoy-, el 6 de junio de 2018 se convirtió en ministra de Defensa, la tercera mujer en ocupar este cargo tras la fallecida Carmen Chacón y María Dolores de Cospedal. Repitió la misma cartera en el gobierno de coalición Psoe-Podemos surgido de las elecciones generales del 10 de noviembre de 2019. Se dice de ella que es experta en romper techos de cristal y se señala que cuando tenía 25 años ganó las oposiciones y se convirtió en la cuarta juez de la nación. Enfrentó una de las etapas más duras de la ETA, y 20 años después está enfrentando una de las crisis más duras de Europa. “Estabilizador y defensivo” ha calificado el carácter de España en la guerra, y pone el dedo en la llaga diciendo que por primera vez es evidente la necesidad de invertir en defensa, porque hay que hacer la planificación para un escenario de un conflicto largo.
A sus 45 años, Ludivine Dedonder es la primera mujer en ocupar el Ministerio de Defensa de Bélgica. Hizo política local en Tournai, donde nació, tras haber sido elegida regidora en el 2006. Luego de las elecciones federales de 2019, Dedonder fue elegida diputada y se unió a la Cámara de Representantes, en tanto que se convertía en una política de peso, copresidenta de la Federación Socialista de Valonia Picardía. Desde el 1 de octubre del 2020 está al frente de la cartera de Defensa. En esta fase de la guerra ha desplegado 300 soldados en Rumania como parte de la Fuerza de Respuesta de la Alianza.
En los Países Bajos, el ministerio está a cargo de Kajsa Ollongren, 54 años, quien se incorporó a la nobleza sin título en 2002, lo que le otorgó el predicado noble jonkvrouw, que quiere decir “joven dama”. Es pareja de la productora de televisión Irene van den Brekel. Dejó la Economía para estudiar Historia y Administración Pública en la Escuela de Administración de París. Fue concelaja de Amsterdam, ministra del Interior en el tercer gobierno del primer ministro Mark Rutte y desde el 10 de enero de este año ministra de Defensa en el cuarto gobierno de Rutte. No es partidaria del envío de tropas neerlandesas a Ucrania pero sí de estar preparados para un despliegue si es necesario.
Jana Cernochová, 48 años, es la ministra de Defensa de la República Checa desde diciembre del 2021, después de haber sido parlamentaria desde el 2010 en representación del Partido Cívico Democrático y alcaldesa de Praga. Le apuesta al aumento del gasto de defensa, a reclutar 2.000 soldados cada año, es partidaria del porte de armas. Ella tiene dos pistolas, una de edición especial y un rifle.
El último estado en entrar a la OTAN fue Macedonia del Norte, en el 2020. Una abogada de 40 años, Slavjanka Petrovska, es la ministra de Defensa desde el 2020, tras haber sido parlamentaria, miembro de la Comisión de Seguimiento de las medidas para la interceptación de comunicaciones y la Comisión de seguimiento del trabajo de la Agencia de Seguridad Nacional y la Agencia de Inteligencia.
La única ministra no europea de OTAN es la canadiense Anita Anand, 55 años, que llegó el 28 de octubre del año pasado al gabinete de Justin Trudeau, con la misión de efectuar transformaciones profundas en un ministerio enlodado por múltiples casos de agresión sexual, para reconstruir la confianza en la institución. Es la segunda mujer que en Canadá encabeza este ministerio, después de Kim Campbell. En esta guerra de Ucrania, Anita ha vuelto los ojos sobre el Ártico y se ha impuesto reforzar sus defensas cumpliendo el compromiso con OTAN de un gasto militar de 2% del PIB.
Estas ministras de OTAN -como los otros miembros-, enfrentan un duro rival: Vladimir Putin. Joe Biden recuerda bien que en su primer cara a cara en marzo de 2011, cuando no llegaron a nada, él sonrió a su anfitrión y le dijo: “Señor primer ministro, le estoy mirando a los ojos. No creo que usted tenga alma". Él le respondió: “Veo que nos entendemos”.
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