Mario Castaño, el cacique liberal en la cuerda floja ante la justicia

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El exgobernador de Caldas Mario Aristizábal nombró a Carlos Arturo Fehó en la gerencia de la licorera y este convirtió a Mario Castaño en su mano derecha. Fehó terminó en la cárcel


Por: Las2orillas


Mario Castaño conoció de poder y negocios en la Industria Licorera de Caldas (ILC), a donde llegó a ocupar un cargo menor pero con mucho ojo se ubicó en un centro de poder: la organización sindical del sector. Cuando en 2008, el gobernador Mario Aristizábal Muñoz nombró a Mario Fehó gerente de la licorera, ya Mario Castaño había logrado ser elegido presidente del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Industria de Bebidas Alcohólicas, Fermentadas y Espumosas (Sintrabecólicas) y promovido a un cargo clave como coordinador de costos, jefe de la oficina financiera y gerente financiero y comercial. Aprendió de platas y de manejo burocrático que puso al servicio del mejor postor. Y aunque supuestamente el sindicalizado Castaño y el gerente Fehó estaban en orillas opuestas se convirtieron en grandes aliados. Los intereses alrededor del poder económico y burocrático los unió. El jefe último de ambos, el gobernador Aristizábal, también terminó enredado, investigado por la Procuraduría y forzado a hacer una pausa en su carrera política.


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Castaño y Fehó armaron una alianza a tal punto que promovieron una reestructuración de personal que buscaba asegurar fichas clave en la Licorera, según la denuncia de varios trabajadores. Mario Castaño se ganó el rechazo de los integrantes del sindicato y fue expulsado en 2010, no pudiendo terminar su periodo como presidente. Pero eso poco importó, pues su labor en llave con Fehó cada día producía mayores resultados.


Fehó llegó a la gerencia de la licorera, sacando a los viejos contratistas e imponiendo a sus amigos. Primero, promovió en la junta directiva una modificación en el manual de contratación, que le facilitó la ruta para no tener que realizar convocatorias públicas, sino que podía hacerlo de manera directa. Así ocurrió en febrero de aquel año, cuando se terminó el contrato con Discristal para la distribución de Ron Viejo de Caldas y otros productos en el Valle del Cauca. Fehó decidió no renovar el contrato con Discristal, que lo tenía desde 1993, y en cambio se lo entregó a la distribuidora La Sultana del Valle. Mario Castaño, con las riendas comerciales y financieras de la licorera, era quien debía dar el visto bueno de dicho contrato. Una decisión que terminó condenando al gerente a casi siete años de cárcel pero que fue el origen de un enriquecimiento que creció exponencialmente.


El proceso penal contra Fehó resultó de la demanda que interpuso Discristal por irregularidades en el proceso de contratación. El Tribunal Superior de Manizales, el 14 de octubre de 2010, condenó a Fehó por la entrega amañada del contrato, pues la Sultana del Valle sería una empresa sin la capacidad para cumplir con la distribución, además de ser empresa amiga. Pero apenas dos días antes de que se ordenara la captura del gerente, este salió del país, mientras Mario Castaño, que era gerente financiero y comercial, no fue vinculado al proceso, y la Sultana del Valle terminó con más contratos con la licorera. De hecho, entre 2014 y 2017 la distribuidora vallecaucana ha firmado por lo menos 8 contratos más por 17.000 millones de pesos. Para el senador Castaño la relación con la distribuidora vallecaucana significó el aprendizaje del negocio de los licores a nivel del país, aprovechándose de la legislación que suprimió las barreras departamentales para la venta de licores nacionales.


Mario Castaño estuvo dos años más en la Licorera de Caldas y usó su cargo como trampolín para dar el salto a la política en el departamento con el Partido Liberal, con el aval que le entregó Simón Gaviria, el hijo del jefe máximo del Partido, César Gaviria, quien fue presidente de las toldas rojas entre 2011 y 2013. Castaño, a pesar de su bajo perfil, se convirtió en el representante más votado de Caldas con 26.000 votos y asumió además las riendas del directorio regional del partido que había estado en manos de una vieja conocida suya, Adriana Franco, que pasó de ser su aliada a su rival.


Mario Castaño en la campaña legislativa de 2018 logró 74.000 votos, convirtiéndose en el cacique liberal de Caldas, de la cuerda del expresidente Gaviria.


Desde entonces Castaño tuvo un ascenso meteórico y en 2018, ya con César Gaviria nuevamente en la presidencia del Partido Liberal, decidió aspirar al Senado, convirtiéndose en uno de los barones electorales del eje cafetero con más de 73.000 votos en dichas elecciones. Ahora como senador sabía que podía tener el manejo de recursos y contratos en las regiones a través de las partidas presupuestales. Por eso, le apuntó a la presidencia de la poderosa Comisión de Presupuesto del Senado, y fue nombrado con el respaldo del gobierno Duque, al que él había apoyado desde primera vuelta, cuando fue uno de los primeros liberales que abrazó al candidato del uribismo y le dio la espalda a Humberto de la Calle, entonces candidato de su propio partido. Apenas unas semanas después, César Gaviria haría lo mismo.


Desde la presidencia de la comisión Castaño comenzó a trabajar de cerca con el entonces ministro de Hacienda Alberto Carrasquilla y de la directora del DPS, Susana Correa, quien más de una vez se le vio en el Congreso ofreciendo cargos a cambio de apoyos en las votaciones de los proyectos y presupuestos del gobierno.



Pero la ambición de Castaño ha sido mucho mayor y sus tentáculos se han extendido en los departamentos de Risaralda, Cauca, Tolima, Chocó, Cundinamarca, Antioquia, Quindío, Putumayo y Boyacá.


A parte de los licores, Castaño también le ha metido mano a dos bolsas presupuestales muy importantes en el país: el proyecto Sacúdete, de la primera dama, que maneja recursos por 50 millones de dólares y que tiene un componente de infraestructura para la construcción de parques en todo el país, y Telecafé, la productora regional de Caldas, Risaralda y Quindío.


La empoderada primera dama con su presupuesto de US $50 millones


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El senador Mario Castaño hizo campaña para su reelección cuando ya la Fiscalía había ordenado la detención de 7 de sus colaboradores señalados como parte de una estructura criminal de corrupción:



Según la Fiscalía, que tiene registradas 3.535 llamadas entre Castaño y personas con las que habría conformado una verdadera banda criminal para sacar tajadas de la contratación pública, el senador liberal pedía 100 millones por cada parque sacúdete que se adjudique en el país. La operación es sencilla: el Ministerio del Interior, a través de un convenio interadministrativo, entrega los recursos a los alcaldes escogidos y estos adjudican la obra al contratista preferido.


Por otra parte, con Telecafé logró en 2020 poner a su ficha, Sandra Aristizábal, hoy representante electa a la Cámara que fue una de sus fórmulas al Congreso, para que manejara un presupuesto millonario presupuesto que también pudo ser entregado a dedo y del que, según denuncias hechas con anterioridad, se pagan coimas de entre el 7% y el 15% por contratos con operadores logísticos.


Mario Castaño parece intocable. A pesar de que la Fiscalía capturó a siete personas que conformarían su red, el senador apenas fue llamado a indagatoria por la Corte Suprema de Justicia. El caldense está listo para posesionarse el próximo 20 de julio en su curul en el Senado, pero su celebración podría aguársele si las investigaciones en su contra avanzan en la Corte Suprema de Justicia, donde también hay otro proceso en su contra por posible compra de votos en el Tolima en 2018.


Incluso, en aquel año también llegó una solicitud para investigarlo por posibles irregularidades en transferencias y estados financieros de la Industria Licorera de Caldas entre 2004 y 2011, cuando Mario Castaño comenzó a amasar el poder que hoy tanto ostenta y que le ha servido para mantener dormida una investigación penal en la que él fue figura clave y su socio, el gerente Mario Fehó terminó en la cárcel. En las elecciones legislativas del pasado marzo logró, a pesar del manto de presunta corrupción alrededor de su nombre y de los siete colaboradores suyos que fueron detenidos por orden de la Fiscalía acusados de desviar el destino de más de $43.000 millones de pesos de recursos públicos, logró ser elegido con 68 mil votos. Lo esperan sin embargo días complicados que pueden amargarle el reinicio de su nuevo período el próximo 20 de julio, en donde defenderse de la Corte Suprema de Justicia no será tarea fácil.

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