Se desgrana la politiquería y se prenden las campañas
Terminada las inscripciones de candidatos, a
alcaldías y gobernaciones, al igual que las listas, a asambleas, concejos y
comunas: se desata el despelote, de emociones, pasiones y sentimientos; en la
ferias y circos, del carnaval politiquero, donde se destacarán, payasos, engaños,
artimañas y negocios; de compra-ventas de electores, lideres y hasta caciques,
de altos quilates, que ofrecen lotes de votos, como si se trataran de ventas de
animales, desprestigiando, democracia, libertad y dignidad humana; en
mercadocracia, que opera en elecciones
locales, departamentales y hasta
nacional.
Las campañas electorales, han perdido místicas
y mucho entusiasmo, en la competencia popular. ¿Por qué será? Por las pésimas
atenciones e insoluciones, de quienes, nos representan y ejercen autoridad. Los
periodos de gobiernos, desencanta, frustran y generan apatías, apagando el
ánimo participativo-competitivo, porque siguen los mismos, con las mismas, sin ningunas
alternativas, ni mucho menos, perspectivas de cambios, para soñar con esperanza,
el desarrollos y progresos territorial. Algunos candidatos se ufanan, de hablar
y ofrecer cambios, ¿sin manifestar, de qué manera, en qué forma, con quienes y
con cuales medios económicos?
La mayor importancia en las elecciones de
gobernador y alcaldes, lo reviste el Programa de Gobierno, sobre el cual radica
la hoja de rutas direccionada a seguir, en las operaciones de gobierno popular,
para que los candidatos, presenten y sustenten, el programa, ante electores, en
manifestaciones publica y por medios de comunicaciones, para que digan, lo que van
a hacer u ofrecer, durante el periodo de gobierno.
El programa de gobierno, improvisados y
elaborado a la carrera, sin bases de soportes, para cumplir el requisito de
inscripción de candidatura, es un mal precedente, si se tiene en cuenta, que
carece de certezas, planeación, fundamentación y confianza, en ofertas y propuestas
gubernamental.
No se necesita elaborar un programa de
gobierno, con un rosario de anuncios, para resolver necesidades, sin ampararse
en planes individuales determinados. No se requiera abarcar todo lo que hay por
hacer, durante el tiempo de gobierno. Muchos candidatos están desconectados,
del contenido textual de sus programas de gobierno, absteniéndose por
impreparación, de exponerlo ante, periodista y electores.
En campañas políticas, algunos territorios de Colombia,
valoran más para apoyar candidatura, la disponibilidad dineraria, que la
calidad personal y capacidad intelectual de gestión, ignorando, que la
inversión en campañas para ganarla, la recuperan con creces, en favor de
inversionistas, sobre recursos económico, que alleguen a las administraciones,
supuestamente para destinarlo en el bienestar de todos, pero desaparecen
apropiándolo, en los territorio que gobiernan, justificando el ilícitos, por
gastos de campaña.
Como consecuencia, de perversas acciones, por
causa de esos hechos, estamos estancados, sin opciones de mejorías, al estar
mal gobernados. Sin embargo, las víctimas, terminan en cómplice de victimarios,
por degradaciones cautivas, que vienen viviendo, sumido en el abismo, por estar
vendiendo los votos.
Aun cuando las campañas tienen límites de
gasto y quienes violen, las disposiciones legales vigentes, deberían perder de
investidura. Estas normatividades son letras muertas, porque de aplicarse con
rigor, el 80%, de alcaldes y gobernadores elegidos, le anularán las elecciones
y le declararán, la muerte política, pero verán, que no pasa nada. Es por eso,
que seguirán imponiendo el dinero, en practicas de corrupción, para triunfar en
elecciones populares. Si el pueblo que elige tomara conciencia, se abstuvieran,
no de votar, sino de vender el voto, otra cosa seria, mejorando hacia el
futuro.
El furor y júbilos, que caracterizaban las
campañas políticas, han desaparecido, cuando constituye, la sazón de las
contiendas electorales. La falta de carisma, en candidatos y aspirantes de
listas, coadyuvado, con la carencia de oratorias, para exponer situaciones programáticas,
afectan en engranaje místico.
Las campañas ahora son parecidas a las rondas
de negocios en ferias, en la que invitan al candidato a una reunión en
comunidades, barriales y rurales, pero el candidato, debe entregar previo a la
reunión, los recursos en billetes, para logística, refrigerios y transportes.
Luego los lideres presentan un numero nutridos de participantes, para generar
impacto en el candidato, que pueda utilizarlo en intermediación, para ofertas y
compraventas de votos. Ese mismo personal, acuden a reuniones de todos los
candidatos, no solo porque lleguen estos a sus barrios, sino que también se
trastean a otros barrios, viendo a ver con quien negocian los votos.
Mucha incertidumbre, desapegos, desmotivación
y apatía; empañan y oscurecen, la participación popular, en el concurso
electoral. Reina la incredibilidad, por ausencia de seriedad, ética, moralidad
y confianza; circunstancias que desmeritan, por el hábito repetitivos de
desastrosas administraciones; que pueden cambiar, si se derrota las
compraventas, de votos.
Entre más se gasten para elegir un candidato, a alcaldías o gobernaciones, menos opción en derechos u oportunidades, tienen los territorios, para atender y resolver, problemas, sobre necesidades, desarrollarse y progresar. A los electores, después que terminan las campañas política y elección, los desechan, sin ninguna consideración, ni aprecio. Los esquivan y rechazan; porque no les interesa, ni los necesitan. Así opera el negocio politiquero, que no hace mas que arruinar administraciones, avalados por quienes comercializan las votaciones.
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