Para reforma agraria, no se necesita movilización campesina

 

     

Por Martín Nicolás Barros Choles.

             

Señor presidente Gustavo Petro Orrego, ¿para que movilización de campesino, en aprobación de reformas agraria? La verdad no se requiere de promover acciones de participación popular, sin motivos o en forma caprichosa, en un gobierno que quiere consolidar la paz. El poder de mando en gobierno dispone de facultades y atribuciones, constitucionales y legales; para planificar, organizar y emprender proyectos; que vitalicen operaciones y actividades, direccionada, a la adecuación y tecnificación de la tierra, para generar producciones de alimentos y cultivos, medicinales e industriales, apoyando asociaciones campesinas y cooperativas agrarias.

De 18 millones de hectáreas que sirven para las explotaciones agrícolas, en diferentes modalidades, ganadera, avícola, ovina, piscícola, porcina etc. Menos de un millón, se encuentran tecnificadas acondicionadas para determinados cultivos de: frutas, verduras, cereales, leguminosas, flores, algodón, café, banano, aguacate, caña, cacao y palma de aceite; entre otra. Estamos por debajo del 10% de la cantidad de tierra disponible, para la explotación, disponibles para promoción de emprendimientos, planificados y articulado, para cultivar en determinadas localidades y comunidades veredales; previo estudio de PH de suelo, que sirve para orientar y masificar, los cultivos que puedan explotarse, con garantías tecnificadas en las producciones para consumo internos y exportaciones.

El gobierno tiene disponibilidad económica, para ofertar compra de tierra para destinársela a los campesinos. De igual forma está reivindicando a las víctimas, predios de los cuales fueron despojados o mal vendidos como resultado de la violencia ejercidas por organizaciones criminales al margen. También tiene para repartir los terrenos sobre los cuales les decretaron extinción de dominio. No es suficiente entregar las tierras a los campesinos, sino también, facilitarle, los medios e insumo de producción: adecuaciones, fertilizantes, semillas, insecticidas o plaguicida; los cuales deben ser subsidiados, con créditos blandos programados para utilizarlos en diferentes etapas, que concluyan con las recolecciones del producto agrícola. En formas similares, para apoyos de criaderos.

La reforma agraria debe masificarse, implementado la creaciones, circuitos y distritos territoriales, que fortalezcan las operaciones agrícolas, acondicionando vías de transportes terrestres, garantizado seguridad, con protecciones policivas, programaciones de comercializaciones directas, de cosechas y productos, sin intermediarios y mucho menos, sin costos de transportes; deduciendo de las ventas de productos, el pago de los créditos a establecimientos financieros o cubriendo anticipos de compras, comprometidas en convenios suscritos. Esa seria una forma de darle vida integral al campo para estabilizarlo, manejados por organizaciones integradas para objetivos, integrados y engranados, para lograr asentar estabilidad y crecimientos económicos; con participaciones incluyentes, en beneficios globales y generales.

El campo está abandonado, cuando puede ser útil, para reducir el índice de desempleo y incrementar, ingresos tributarios, de renta a la nación. No debemos seguir con el abandono de los predios, por desidias, desintereses de quienes gobiernan, tanto en gobierno nacional hasta los municipales, que ni siquiera velan por sus subsistencias asavienda, de las condiciones marginales y las desatenciones de apoyos que padecen. Nuestro campesino siembra todo riesgo, con tan mala suerte, de que muchas veces se pierden los productos, que necesitan las ciudades, por imposibilidad de transportes y compras de intermediarios, a precios  irrisorios, que solo  alcanza para  cubrir el flete de transporte y recibir algunos pagos parciales durante términos graduales.