Superar rencillas y concertar acuerdos, es la vía
Por Martín Nicolas barros Choles
Colombia, no está bien. A todos los residentes y domiciliados en esta nación, nos debe asistir el ánimo espontáneos e interés, de remediarla, aportando y transmitiendo, ideas y formas de soluciones, para concertar, acuerdos incluyentes, con entendimiento y buena fe; que permitan resolver violencias y precarias situaciones que vivimos, pacificando espíritus, agrestes y bélicos, por las graves consecuencias que generan, afectando la convivencia social.
Nada se gana en confrontaciones, ofensas,
insultos, calumnias y discusiones; estériles y nocivas, que polarizan,
perdiendo el precioso tiempo, en rife-rafe, entre el dime que yo te diré,
descargando odios venenosos, matizados con rencillas y revanchismo, que
enturbia nuestro futuro, rodando en incertidumbres. Reflexionen, gobierno y
oposición, para lograr reconciliaciones y consolidar hechos positivos, que garanticen:
seguridad, estabilidad, confiabilidad y beneficios general.
Enfrascarse en torpedear, atravesarles palo en
las ruedas, lanzar dardos e incidir fracasos al gobierno, no es la salida. Se
requiere particiones positivas, de dirigencias políticas, para que aporten y
contribuyan, en convalidar proyecciones, que proponga el gobierno a
consideración del Congreso, que bien pueden modificar, suprimir y adicionar; a
través de quienes nos representan, sustentado derechos, en debates
justificables, utilizable para concertar aprobaciones globales, de bienestar
común, fundamentándose en beneficio popular, de lógica natural, sin que nadie
resulte perdedor.
La competencia en el poder popular debe
radicar en hacer, no en robar, ni ejercer prácticas de violencia y corrupción;
madre de todos los males que nos mantiene en crisis abismal. El gobierno del
presidente Gustavo Petro, no debe seguir el juego de sus detractores,
respondiéndole rememoraciones, que de hechos hieren, por las implicaciones de
antecedentes, que comprometen y solo sirve, para hondar crisis caóticas,
restándole tiempo para soluciones vitales, de necesidades emergentes, durante
el periodo de gobierno.
No es
bueno radicalizarse, ni mucho menos, cerrar espacios participativos, para
compartir. Responsabilidades en
democracia. La oposición, dispone de derechos político-legales, para actuar, de
manera respetuosa y civilizadas, en armonía y cordialidad.
Retar, desafiar e imponer; de manera absurda y
caprichosa, operaciones, dictámenes o decretos, violatorios de derechos humanos
y sociales, no lucen en democracia. Eso impera en dictadura, donde no se
toleran diferencias, obligando a cumplir regímenes limitantes, en libertades,
conjugadas con prohibiciones, ejercidas a punta de amenazas intimidatoria. De
ahí las diferencias, de uno y otra forma de gobiernos: este último, absolutos,
despóticos y tiranos; que someten y humillan, a sus gobernados, sin permitir,
ni reconocer derecho de defensa.
Recogemos los frutos de cultivos que
sembramos. Estamos observado el alto grado de violencia que vivimos, desde hace
mucho rato, encontrándonos, acorralado y azotado, por las delincuencias:
comunes, corruptas, carteles, guerrillas, bacrines etc.
Las organizaciones al margen de la ley, dejaron
la clandestinidad, para ubicarse en determinada
territorialidad, local o de cuadrante, ejerciendo autoridad, extorsionando,
coartando libertades, secuestrando y contralando: actividades, contratos, negocios y explotación minera; frente a la
impotencia de los gobernantes territoriales; alcaldes y gobernadores; que les
ha tocado emigrar de municipios que gobiernan, algunos exiliándose en el
exterior, por amenazas de muerte, ordenadas en organizaciones criminales, asentadas
en territorios locales, rurales y urbanos, abandonados, desconectados del centralismo y sometidos por la delincuencia.
El presidente Gustavo Petro, ha querido
armonizar la crítica situación de inseguridad que padecemos, presentando
formulas apropiadas, para concertar la paz, con las organizaciones armadas,
pero hasta ahora, no han correspondido, silenciados fusiles, desistiendo de
secuestros, reclutamientos de menores, vacunas extorsivas y de acciones
bélicas.
Si las cosas siguen como vamos, el gobierno
que sustituya, al presidente Gustavo Petro, encontrará una nación en desastre,
convulsionada de violencia, difícil de controlar, saturadas de operaciones
delincuenciales fortalecidas, en espacios territoriales, sin reproches, ni
rechazos, por miedo e impotencia defensivas, de sus habitantes.
Además de los problemas originados, por
fenómenos naturales, tormentas sísmicas, cambios climáticos; acompañados de
deforestaciones, incendios, derrumbes e inundaciones, sumándole corrupción, que
rebasan límites de tolerancias, no se resuelven de “Larin, laran”. Mucho menos,
con orgullos exacerbados, enfadados y enfrascados, en radicalizaciones,
obstinaciones y temeridades; atrincherados y prevenidos, a contrarrestar y
defender intereses, particulares, de beneficios personales.
El
presidente Petro, tiene oportunidades valiosas, para sacar adelante este país,
pero necesita voltear la página, dejando atrás, el doloroso pasado, perdonando
y zanjado diferencias, sobre series de circunstancias, que cierran espacios
participativos, lastiman heridas y alteran; antipatías repugnantes,
glorificando desadaptados, que imponen con las armas, dictaduras territoriales,
por ausencia de autoridades competentes.
El presidente Petro, debe manejar una agenda
prioritaria selectiva, que no abarque compromisos de tantos asuntos, porque
termina generando consecutivos incumplimientos, que originan criticas y
desacreditos, sobre los cuales debe ser muy cuidadoso, como primera autoridad
de gobierno, para evitar motivos desagradables con opositores, que están al
acecho, para desprestigiar el mandato popular.
Si no queremos quedar bajo el dominio de organizaciones armadas delincuenciales, no descarten, concertar y formalizar, acuerdos multipartidistas, por el bienestar de la patria.
No hay comentarios.:
SU OPINIÓN ES MUY IMPORTANTE