La maldición de Tutankamón

 



Por: Roberto Gutierréz Castañeda.

 

Tutankamón, hijo del emperador Akenatón primer y único emperador creyente en la existencia de un solo dios, fue emperador siendo niño y murió alrededor de los 18 años, en medio de una clase sacerdotal seguidora del panteísmo. Su tumba llena de fabulosos tesoros fue descubierta accidentalmente en noviembre de 1924. A raíz del descubrimiento y publicación del evento se dio el caso de que todos los que participaron, directa o indirectamente, en este descubrimiento histórico fueron muriendo misteriosamente, lo que dio lugar al nacimiento de la leyenda atribuida al escritor Sir Arthur Conan Doyle, creador de Sherlock Holmes, de la Maldición de Tutankamón que dice: “Toda persona que se acerque a la tumba de un faraón egipcio estará condenado a morir”.


Los estudiosos de los fenómenos de la naturaleza dicen que los polvos del desierto del Sahara son arrastrados por los vientos hasta el delta del Amazonas y por su posición geográfica la Península forma parte del área de influencia de la nube de arena. La formación geológica del departamento tiene similitudes por lo desértica con Egipto.


Esta similitud nos lleva a pensar que lo sucedido hasta hoy con los cuasi emperadores gobernantes del Departamento guarda relación con la maldición de Tutankamón.


Como si entraran en las entrañas de la pirámide de Tutankamón los gobernadores de La Guajira, sucesores del primero elegido por voto popular, han sido signados por la maldición y son sujetos procesales con condenas que les ha impedido gozar de un retiro honroso. Hoy, como allá en aquellos tiempos cada gobernador, cual emperador, crea su dinastía, unos por medio de la correlación sanguínea, otros con los más conspicuos de sus adláteres, con el deber de proteger y continuar su legado de esquilmar el tesoro imperial y allanar el camino de los sucesores que han de perpetuar la zaga dinástica y el flujo de riqueza para sus arcas personales.


Como en la era de Tutankamón, algunos miembros del sanedrín ambiciosos e inconformes con la correlación de cargos y monto de sus ingresos conspiran contra su mentor, lo destierran del poder, eligen nuevo emperador quien, como mercenarios modernos cambian los preceptos casi religiosos con los que antes, en el pasado inmediato, santificaban los ritos de su señor.


Los emperadores de la antigua Roma conscientes de su mortalidad mantenían a su lado un consejero que constantemente le susurraba al oído memento mori (recuerda que morirás). A propósito de lo anterior a los que entran a la tumba de Tuntakamón en la que se ha convertido la sede de su gobierno es pertinente recordarle lo que, según dice Dante Alighieri en su obra La Divina Comedia, está esculpido en la entrada del infierno: “Es por mí que se va a la ciudad del llanto….ABANDONA LA ESPERANZA SI ENTRAS AQUÍ.”

 

ROBERTO GUTIÉRREZ CASTAÑEDA

rogucas1@gmailcom

Riohacha, noviembre 23 de 2023

No hay comentarios.:

SU OPINIÓN ES MUY IMPORTANTE

Con tecnología de Blogger.