La maldición de Tutankamón
![]() |
Tutankamón,
hijo del emperador Akenatón primer y único emperador creyente en la existencia
de un solo dios, fue emperador siendo niño y murió alrededor de los 18 años, en
medio de una clase sacerdotal seguidora del panteísmo. Su tumba llena de
fabulosos tesoros fue descubierta accidentalmente en noviembre de 1924. A raíz
del descubrimiento y publicación del evento se dio el caso de que todos los que
participaron, directa o indirectamente, en este descubrimiento histórico fueron
muriendo misteriosamente, lo que dio lugar al nacimiento de la leyenda
atribuida al escritor Sir Arthur Conan Doyle, creador de Sherlock Holmes, de la
Maldición de Tutankamón que dice: “Toda persona que se acerque a la tumba de un
faraón egipcio estará condenado a morir”.
Los
estudiosos de los fenómenos de la naturaleza dicen que los polvos del desierto
del Sahara son arrastrados por los vientos hasta el delta del Amazonas y por su
posición geográfica la Península forma parte del área de influencia de la nube
de arena. La formación geológica del departamento tiene similitudes por lo
desértica con Egipto.
Esta
similitud nos lleva a pensar que lo sucedido hasta hoy con los cuasi
emperadores gobernantes del Departamento guarda relación con la maldición de Tutankamón.
Como
si entraran en las entrañas de la pirámide de Tutankamón los gobernadores de La
Guajira, sucesores del primero elegido por voto popular, han sido signados por
la maldición y son sujetos procesales con condenas que les ha impedido gozar de
un retiro honroso. Hoy, como allá en aquellos tiempos cada gobernador, cual
emperador, crea su dinastía, unos por medio de la correlación sanguínea, otros
con los más conspicuos de sus adláteres, con el deber de proteger y continuar
su legado de esquilmar el tesoro imperial y allanar el camino de los sucesores
que han de perpetuar la zaga dinástica y el flujo de riqueza para sus arcas
personales.
Como
en la era de Tutankamón, algunos miembros del sanedrín ambiciosos e inconformes
con la correlación de cargos y monto de sus ingresos conspiran contra su
mentor, lo destierran del poder, eligen nuevo emperador quien, como mercenarios
modernos cambian los preceptos casi religiosos con los que antes, en el pasado
inmediato, santificaban los ritos de su señor.
Los
emperadores de la antigua Roma conscientes de su mortalidad mantenían a su lado
un consejero que constantemente le susurraba al oído memento mori (recuerda
que morirás). A propósito de lo anterior a los que entran a la tumba de
Tuntakamón en la que se ha convertido la sede de su gobierno es pertinente
recordarle lo que, según dice Dante Alighieri en su obra La Divina Comedia,
está esculpido en la entrada del infierno: “Es por mí que se va a la ciudad
del llanto….ABANDONA LA ESPERANZA SI ENTRAS AQUÍ.”
ROBERTO
GUTIÉRREZ CASTAÑEDA
rogucas1@gmailcom
Riohacha,
noviembre 23 de 2023
No hay comentarios.:
SU OPINIÓN ES MUY IMPORTANTE