Es necesario proteger solidariamente la niñez y adolescencia
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Por Martín Nicolás Barros Choles
Las generaciones humanas, están desprotegidas
de los peligros que nos rodean, en este
mundo oscuro que dificulta detectarlo
para prevenirlo, por ignorancia, inocencia y confianza, con quienes se
relacionan, en el circulo, familiar, vecinal, amistosos, estudiantil, social,
congregacional y comunitarios; que
pueden ser actores responsables de
desgracias, en infantes e impúberes, por acción, omisión y descuidos, en atenciones y educación; de
comportamiento, que se inicia en hogares, alineado a direccionamientos, ilustrativos
y disciplinarios; complementadas con
enseñanzas escolares.
La desprotección de niños, es una exposición
al peligro, ante una sociedad enferma, manipulada y utilizada, sin criterio y
en menos precios humanos, para explotaciones perversas, que esclavizan y
someten, contra la voluntad, bajo condiciones de amenazas y silencio,
generadores de pánico, para aterrar a sus víctimas, desgraciándola,
inyectándole terrorismo, extendiéndose
en el circulo de convivencia familiar y social, asechado, por carencia de
autoridades, en control y protección, frente a hechos que nos espantan, alarman,
asombran y originan miedo.
Muchas veces en secreto, se toleran acciones
indebidas, constreñida y malos ejemplos, que afecta la niñez, en su evolución y
desarrollo mental. Se dejan de denunciar conductas, irregulares, obscenas y
depravadas, de adultos lesionando y maltratando, directa e indirecta, a
menores, con prácticas de actos sexuales, incluidos audiovisuales, que encubren
en silencio, no obstante comprometer, familiares, amistades y allegados,
protegiendo y beneficiando, al infractor y agresor; que utiliza argucias,
amenazas o retribuyendo dineros para tapar las faltas cometidas, que no
debieran perdonarse, sino castigarlas de manera severa; pero pasan
inadvertidas, gozando de impunidad, acolitada de complicidad y encubrimiento,
sin estimar futuras consecuencia, por callar, lo que se debe denunciar, con el
apoyo solidario, coadyuvado y amparado, de autoridades competentes.
La ONU declaró en 1959, derechos de los niños,
que cobija, sin distingo a todos los menores de edad, nacido en cualquier lugar
del mundo, para que gocen de una vida digna y saludable, protegidos, contra
todo tipo de abusos y violencias, garantizado, derechos, de vivir en familia,
tener identidad, atenciones de salud, suministro de alimentos, amparo en
integridad física y desarrollo armónico motriz. Facilitarle juegos recreativos
y deportivo, educación, intimidad y reconocer nacionalidad. También deben ser
escuchado e informado, no discriminados, en correlaciones sociales; al ser
sujeto especial de protección.
La degradación social, inmoralidad y la violencia intrafamiliar,
afectan a los niños, hijos de hogares familiares- No comprende razones que desatan:
discusiones, ofensas y agresiones física y verbales, originando, alteraciones
emocionales, sufrimientos, ansiedad, depresión y tristezas, por causas de
incomprensión, desconsideración, discordias e irrespeto; que terminan
fracturando y acabando, la sociedad
familiar, generando separaciones de
parejas, que atormenta la estabilidad normal de los niños, deteriorando
relaciones con sus hijos, utilizado por algunos padres, de escudos, con
manipulaciones y coacciones, en contra del padre o por el contrario de la madre, sin calcular los graves daños
irreversible, que causan al futuro.
¿Qué futuro podemos esperar, de nuevas
generaciones en nuestra sociedad, si no se atienden, protegen, abandonan y
descuidan a los niños? ¿Que los violen, induzcan a prostitución, crimines,
esclavismo, lo recluten para organizaciones armadas delincuenciales y los
asesinen de manera aberrante, como carne de cañón? No podemos dejar de escuchar
a los niños, ellos no mienten, como si lo hacen muchos adultos. Los niños
también identifican, las acciones e intenciones, anormales peligrosas, pero se
confunden, no reaccionan de inmediato alertando prevenciones, antes que se
disparen las alarma por consumación de actos delictivos. Brindándoles, apoyo,
confianza y protección, para que los niños superen el miedo, inculcado para
someterlos, bajo amenazas, que debemos enfrentar de manera mediata, en forma
general, para defensa de los niños, por adultos responsable, de velar la
seguridad, de infantes y adolescentes, indiferentemente de donde provenga o
quienes sean sus padres. Asimílemelo a todo niño, como nuestros hijos, para
protegerlo del peligro, en confraternidad solidaria.
Los violadores y asesinos, de niños, por lo
general son reincidentes, deben ser castigados de manera inflexible,
condenándolo a cadena perpetuas, complementadas con trabajo forzados, hasta que
se muera, exhibiéndolos en carteles y murales, en el escarnio público, para
marginarlo, ejemplarizando, condenas de repudio y firmeza, para que sirvan de
escarmientos a depravados y asesinos. Pero si el sistema penal judicial, ofrecen
oportunidad a esa clase de delincuentes, para negociación, relacionadas con
allanamientos a cargos imputados, para obtener beneficios con rebajas de penas;
no habrá forma, de erradicar nuestros males consentidos o acolitados.
Dilatan
los procesos, para conceder libertad, por vencimiento de términos o detención
domiciliaria, no obstante, el peligro que revisten esos individuos criminales. ¿De
que sirve o que bien nos hace tener esas clases de prerrogativas y
procedimiento, cuyas normas debieron ser insertadas y aprobadas, en Código
Penal, por delincuentes, para auto favorecerse en la Administración de Justicia,
aprovechando el predominio de prácticas de corrupción?
Cada año se denuncian mas de 50 mil hechos,
relacionados con abusos, mal tratos y crimines, con menores de edad en
territorio nacional. Mil niños resultan anualmente, asesinados y el doble de
esa cantidad, se dejan de denunciar, por miedo, desprotección y falta de
credibilidad; de autoridades competentes. Pero no se tiene un registro estadístico
de identificación, de perversos y depravados sexuales, para prevenirse de esos
individuos de la especie humana, que merecen aislamiento y repudio de su
presencia. El ultimo hecho doloso, el secuestro y asesinato, de la niña Sofia
Delgado Zúñiga, de 12 años, en el corregimiento La Regina, municipio de
Candelaria, Valle del Cauca, fue raptada, secuestradas y asesinadas, por un
vecino violador, llamado a juicio en un proceso penal, por agredir sexualmente
en 2018 a otra niña menor de 14 años.
En Bogotá, el pasado 31 de diciembre, un
celador de un taller de mecánica, vecino del barrio, también con antecedente de
violación sexual, raptó una niña, que regresaba sola de una tienda vecina, la
introdujo violentamente al taller, abuso de ella, la mató y descuartizó, para
deshacerse de los restos mortales. ¿No será suficiente el registro de denuncias
y asesinatos de menores, para que entiendan, que no gozamos de garantías en
seguridad, para la protección y amparo, de los derechos fundamentales
constitucionales?
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