Herencias benditas y malditas.
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Por Martín Nicolás Barros Choiles
La herencia es el conjunto de bienes, derechos
y obligaciones; que se trasmiten y adquieren, en relaciones de: emparejamientos
permanente, parentesco familiar, legados y testamentos, que legitiman y validan
distribuciones, particularizadas e individuales, del patrimonios acumulados, objeto de repartición voluntaria, formalizada mediate escritura
pública, para que prevalezca, el reconocimiento de quien deja la herencia, en
favor de determinado herederos, que bien pueden ser o no, familiares y
personas, naturales o jurídicas, beneficiadas por testamento, que no son objeto
de discusión.
De no existir testamentos, la herencia se
reparte, conforme a disposiciones legales vigente. En primer lugar, los descendientes
(hijos, nietos y bi) 50% y cónyuge (esposa o compañera) 50%. En segundo, los
ascendientes (padres, abuelos), en tercer lugar, los colaterales (hermanos y
sobrinos), por último, entidades públicas de beneficencia, si no hay
legitimarios
La mejor herencia que se debe dejar y recibir,
es la educación, el respeto mutuo a las diferencias, moralidad, solidaridad e
impulso a actividades laborales y de servicios; en cual, cada individuo,
cultiva su propio destino, recogiendo lo que siembran, independientemente, que
en futuro puedan heredar de sus progenitores.
No ocurre lo mismo, cuando a los hijos, le patrocinan derroches, mantienes en estado
de vagancias y desorden, desertando y desaprovechando, oportunidad de estudios académicos, ajeno
actividades y servicios laborales, con predominio de indisciplinas y
alteraciones personales, sin controles y con complacencias, de pretensiones
absurdas, para satisfacer el egos y vicios injertado, gozar
de un hogar, que toleran berrinches e irrespeto; por no contrariar
desmanes de sus bebes adultos, que aún dependen de la manutención y
financiación para diversión de los padres, criando holgazán, haragán y zánganos;
en tales circunstancias, terminaran
torcidos en desacierto, por malos comportamientos y compañías habituales, peligrosos y perturbadores; aturdidos, por desorientaciones y ausencia, de quien direccionen hacia mejores costumbre, en
convivencia, familiar, social y
comunitarias.
Lo adecuado para repartir y liquidar una
herencia, entre cónyuges y hermanos, es mediante una conciliación, que se lleve
a cabo en una Notaria, en total igualdad de derecho. Ni más para unos, ni menos
para otros, con el apoyo profesional, de uno o varios, abogados apoderados, que
conjuntamente, realicen inventarios clasificados, de los bienes, derechos y
obligaciones; que deban plasmarse por acuerdos de beneficiarios, en documentos con
las cotizaciones individuales, de
las relaciones de bienes, muebles e
inmuebles. Igual forma, valorar derechos, materiales e inmateriales; por
último, estimar las obligaciones, originadas en la persona del causante (
difunto) pagos de impuestos, actualizando obligaciones tributarias,
administrativas, comerciales y civiles; causadas en distintas territoriales,
desde la nación, hasta el municipio, del último domicilio del causante.
Por
último, relacionar los gastos, que conlleva de manera global, el trámite de herencia,
ante notaria, que resultan en extremos, mucho más breves y menos costosos, para
los herederos en conjunto, si entre ellos hay voluntad de mutuo acuerdo, antes
que llevarlo a cabo, por vía judicial. Con los servicios profesional y técnico,
de un abogado asesor, en compañía de un contador público, se puede poner fin a las
distribuciones legales de una herencia, acreditando las documentaciones
probatorias, relacionada con propiedad, legitimación en causa y saneamiento de
obligaciones.
Cuando no haya
acuerdos entre los herederos y ni exista testamento, quienes estén
interesado en el reparto y distribución de herencia, no le toca otra, que
presentar demanda judicial, pidiendo medidas cautelares, de embargo y secuestro, de la masa hereditaria, para que sean custodiadas y
administrada, no por herederos, sino por terceras personas, en calidad de
auxiliares de la justicias. Esta clase de procesos son demorados y costosos,
cuya liquidación al termino final de sentencias definitivas, podría demorar
entre una década o más años, beneficiándose los herederos en su totalidad, con
menos 50% de derechos relacionados y
divididos, que les corresponden, sufragando pagos individuales de
honorarios, a abogados apoderados en el
ejercicio profesional.
Las herencias malditas, se originan por hechos
abominables, criminales, de mala fe y desconsideración familiar; de quienes
utilizan medios innobles, mañas, argucias, manipulaciones, apropiaciones y
maniobras; ilegales e ilícitas, por ambiciones codiciosas, negando y
desconociendo, el derecho, que les asisten en igualdad, a los demás herederos, alzándose
con desafíos, denigrando, ultrajando y lanzando amenazas, que más de las veces
no se denuncian y terminan con consumándose, en desgracias y tragedias familiar.
El
registro histórico de herencias fatales es inmenso y dolorosos. Quienes peores
se comportaron en vida con el causante, son perversos intrigantes, que se
apropian en robos, de bienes, intimidan y amedranta, con uso de armas de fuego,
generado miedo pánico, para quedarse con todos. ¿Cuántas personas no han
resultados victimas de asesinatos dolosos, ejecutados u ordenados, por
familiares a sicarios, contra progenitores y parientes? Cuando se presuma
futuros problemas, por motivo de enfrentamientos, falta de entendimiento
conciliatorio, compresión y avaricias; lo factible es dejar un testamento, en
escritura pública, determinando a cada uno lo que le corresponde y excluyendo a quienes no ameriten.
El mejor legado que los padres pueden
trasmitir a sus herederos, es la educación, moralidad y ejemplar conductas:
disciplinarias, intachables, transparente y productivas; que resulta mas
fructíferas, para enfrentar y progresar en la vida, que heredar cuantiosos
patrimonios y cantidades de dineros, que terminan en blanco y negro, en corto
tiempo, con limpieza total, acosados, por deudas y remordimiento de conciencia,
a causas de impreparación e ignorancia
de manejos, sin apoyos de orientaciones y asesorías, actuando de manera desproporcionada de gastos, que conllevan al estrellato y la
ruina.
El valor económico presente de una herencia no garantiza felicidad, superioridad en estrato social, ni larga vida. Si no equilibra direccionamiento, sólido y efectivo, controlando acciones y emociones, pueden irse al traste, como ha ocurrido con muchas familias, que no supieron conservar el beneficio y dieron mal uso, a la herencia. En vez de soñar y derrochar herencia, conserven e inicien prácticas en labores y servicios productivos. No se desgracien, eviten que las herencias conlleven a tragedias familiar. Produzcan independiente de herencias, en el curso de la vida, en igual forma, de quien están heredando, para tener lo propio, y no quedar supeditado a esperar, para ser parasito de una herencia, familiar o conyugal
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