Redimamos el planeta para frenar extinción de vida.
Por Martín Nicolás Barros Choles.
El planeta requiere con urgencia amor y rescate, del deterioro
que padece, de manera inclemente, por desatención y desconsideración, de los
humanos, que en vez de velar por la conservación y el respeto a la naturaleza,
mas bien giran en contravía, destruyendo lo que Dios, nos proporciona y
facilita gratuitamente, para goces,
utilidad y bienestar, generalizado
e indiscriminado, compartiendo espacios, con faunas, floras y biodiversidad.
La naturaleza encierra globalización de:
tierra, agua, aire e iluminación solar; sobre los cuales, rota la bola del
mundo, originando variedades de
actividades en el ecosistema, que estabiliza el equilibrio físico, girando en torno al eje terráqueo.
La madre tierra, concentra todos seres
vivientes, humanos, biológicos, animal, vegetal y micros; nutridos con aguas y
oxigenados con aire, elemento necesarios e indispensables, para garantizar vida.
¿Sin agua y aire, que sería de este mundo? No existiéramos. La tierra nos
proporciona alimentos y tiene diferentes formas, de convivencias y
subsistencias, compartida de manera incluyente, sin causar daños y perjuicios,
por motivos inapropiado e innoble, que atente y vulnere, los perceptos divino,
que debemos apreciar y valorar, en agradecimiento, a lo que Dios nos
proporciona sin costos alguno, para cuidarla, cultivarla con la finalidad de
producir frutos de consumos y acondicionar el entorno, adoptando medios de
labores, comunicaciones y relaciones; entre semejantes, que permita disfrutar
de un medio ambiente sano y prósperos.
La falta de reglamentaciones en el uso de la
tierra, complementada, con abusos y arbitrariedades, que inciden en la
propiedad privada, sin corresponder a la nutrición, conservación estructural,
genética y prevención de daños, al ecosistema, de utilidad para la vida:
humana, animal y vegetal. De la misma forma embellece el entorno territorial
biodiverso, para disfrutarlo en recreación, esparcimiento y relajación terapéutica.
Las contaminaciones de aire con gases y
partículas de carbonos se originan por arrojo de residuos sólidos toxico,
líquidos y basuras de desechos, de todas clases de elementos y despojos, de uso
domésticos e industrial. A todo lo anterior, también es objeto de
contaminación, las deforestaciones, la explotaciones de minería, legal e
ilegal, manejos inadecuados, en operaciones: industriales, transportes, pescas,
cazas y urbanismo; que degeneran y
destruyen, la biodiversidad, por quienes tienen, la responsabilidad de respetarla, solo le
interesan sacarle el jugo, a los espacios territoriales, apropiado mediante
compras de propiedad particular, adquiridas, para percibir
beneficio de rentabilidad.
Sacarle materiales de a arrastres (arena,
piedra y otros elementos de construcción) a ríos y corrientes ribereñas,
destruir los cerros, desviar y concentrar, el cursos de tránsitos de aguas,
represándolas, causa degradación y deterioro, sin embargo, carecemos de
autoridades que las protejas y
conciencia humana, que frene y erradiquen, esas actividades contraproducente
El planeta está mal herido. Quienes más daños les causan, son los más
indolentes y desinteresado, en atender las crisis, para restaurarla, nivelarla
de manera equilibrada y mitigar saneamientos, tendientes a recuperaciones
graduales en términos prudenciales, para la normalización.
Las Conferencias de Parte-COP, dividido en
Biodiversidad y Clima, proporciona, la mejor información internacional del mundo natural, originadas y suministrada, por
distinguidas personas, entre ellas
algunos científicos, que con amor y
sentido de pertenencia, se han dedicado de tiempo completo, a estudiar factores
y componentes, del planeta, debidamente clasificados, para exponerlos,
indicando estado de salud y las condiciones, favorables y críticas, que se
observa en consistencias físicas, dinámica evolutiva y deterioro palpable; que
genera furia sísmica y fenómenos naturales, como están aconteciendo en forma desastrosas,
demostrándolas, con historia e imágenes, sobre
daños causados, por acciones
imprevistas e infrenables, de tornados, huracanes, inundaciones, incendios
forestales, terremotos, tsunamis, fenómenos climáticos y conflictos armados.
Recalentamiento, sequia, deshielo, erosiones,
desbordamientos, desmoronamiento de colinas, incendios, secado de ríos y
fuentes hídrica, extinciones de especies, de faunas y floras, es un mensaje de
advertencia, de lo que se avecina en el pronto devenir, hambruna, parásitos,
pandemias, muertes súbitas y desamparos. América Latina y el Caribe, es el continente
menos contaminante y el que más protege, el ecosistema mundial en un 60%, a
diferencia, de Asia, Europa y Norte América, que contaminan el aire, con gases
y partículas de carbonos
El agua, liquido preciado y determinante, para
garantizar la vida de todos los seres que habitamos el planeta, está escanciando,
por los malos tratos y contaminaciones, que ha venido sufriendo la tierra, en
manejos de explotaciones: mineras, ganaderas, agrícolas, represas e
industriales, por acomodo y conveniencia, de rentabilidad económica. Los ríos:
Amazona, Nilo, Yangtsé, Misisipi, Obi, La plata, Orinoco, Ya Long, Congo, Danubio, Volga, Rin, Po, Éufrates,
Magdalena, Cauca, Putumayo; entre otros principales, que recorren los
cuatro continentes del mundo, están en
estado calamitoso, algunos con bajas navegación y extensos playones, como
consecuencia del recalentamiento global, que afecta en primer lugar la
vegetación y consecutivamente la fauna y deterioro de la biodiversidad,
elevando la temperatura climática.
Como están las cosas, la escasez de agua,
conlleva la privatización y guerra, por
utilización, del uso y consumo humano, el cual originará, desgracias y
fatalidades, por restricciones y apropiaciones, de cauces ribereños y fuentes
hídricas, codiciadas por acaparadores, que persiguen monopolizar y
enriquecerse, explotando de manera exclusiva, el negocio del agua, para diferentes
uso, como ya está ocurriendo, en estrategias, políticas administrativa, que avala
la privatización, con concesiones a términos fijos, prorrogables e
indeterminados; incontroladas.
La COP-16 en Cali, fue exitosa, en cuanto al
orden y cumplimiento, cronométrico. Se expusieron series de crisis y
problemas, registraron intervenciones
multinacionales, consensuando la necesidad urgente de salvar el planeta,
requiriéndose de recursos económicos, para restaurar gradualmente los daños,
causados por las explotaciones: económicas, en industrias, servicios y
comercios; ejercidas por loa imperios conformados, Unión Europea, China,
Estados Unidos, Rusia, India, Japón e Inglaterra; cuyas naciones, consciente,
de los daños y perjuicios, que causan al medio ambiente, en sus operaciones de producciones y comercializaciones rentística; pero nada
retribuyen para reponer, retribuir y
financiar reparaciones, de daños. Tampoco corrigen las malas acciones, como si
el capital económico, los van a amparar y salvarlo, de los desastres y
tragedias, previstas por descuidos, indiferencias y mala fe.
La tierra es redonda, requiere de un lado
frio, otro caliente, regulados en periodo de estaciones, invierno, verano,
otoño y primavera. Si la temperatura bajara de manera extremas en todo el
planeta, nos congelaríamos y pereceremos. Igual, si al contrario se disparara
la elevación de la temperatura, nos calcinaríamos. Amazona pulmón natural del
globo terráqueo, está descuidada y mutilada deforestándolo. ¿Valdría la pena
elegir a Donald Trump, presidente de EE. UU, cuando desconoce y rechaza, el
cambio climático, apoyando las explotaciones de hidrocarburo y Carbón, que
contaminan el medio ambiente?
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