Agencia Nacional de Tierras defiende a la comunidad Jarijinamana ante amenaza de desalojo
Más de 100 familias indígenas wayuu de la comunidad Jarijinamana viven días de incertidumbre.
Riohacha, La Guajira.- El temor a perder su hogar, su tierra y su historia pesa sobre sus hombros, mientras las amenazas de desalojo ponen en riesgo su estabilidad y su derecho a una vida digna.
Ante esta preocupante situación, la Agencia Nacional de Tierras (ANT) ha salido en defensa de la comunidad, expresando su rechazo rotundo a cualquier intento de desplazamiento forzado.
Desde la Unidad de Gestión Territorial en La Guajira, la ANT reiteró su compromiso con la protección de los derechos de los pueblos indígenas, enfatizando que estas familias tienen un arraigo histórico en el territorio y que su permanencia debe ser garantizada.
Un territorio con reconocimiento legal
No se trata solo de una lucha por la tierra, sino de un derecho respaldado por la ley. En marzo de 2024, la Subdirección de Asuntos Étnicos de la ANT realizó un estudio socioeconómico sobre la situación de la comunidad y, con base en este análisis, emitió la Resolución 202451002405746. En este documento se reconoce oficialmente la posesión y ocupación del territorio ancestral wayuu en el Distrito de Riohacha.
Este reconocimiento no es un acto simbólico, sino una medida de protección provisional que respalda la permanencia de la comunidad en su territorio. Así lo establece el Decreto 2363 de 2015, el cual protege la ocupación de los pueblos indígenas, garantizando que puedan conservar sus costumbres, su identidad y su relación con la tierra.
En línea con esta protección, la ANT ha ordenado la suspensión de cualquier proceso policivo de desalojo sobre el predio identificado con el folio de matrícula inmobiliaria 210-21043, al menos hasta que se culmine el procedimiento de constitución del territorio indígena.
Llamado a la concertación y el respeto
La ANT ha hecho un llamado urgente a las autoridades competentes para que cesen de inmediato las acciones que pongan en riesgo a la comunidad. En su lugar, insta a establecer mesas de diálogo que permitan encontrar soluciones concertadas, evitando escenarios de violencia y desarraigo forzado.
“La tierra no es solo un espacio físico para los pueblos indígenas; es su historia, su cultura y su forma de vida. No se puede tratar como una simple disputa legal cuando lo que está en juego es la dignidad de más de 100 familias”, enfatizó un portavoz de la ANT.
Una lucha por la dignidad y la estabilidad
El compromiso de la Agencia Nacional de Tierras va más allá de un pronunciamiento. La entidad ha asegurado que seguirá trabajando en la búsqueda de soluciones integrales que permitan garantizar la estabilidad y el bienestar de la comunidad wayuu Jarijinamana.
Mientras tanto, las familias esperan respuestas, con la esperanza de que su voz sea escuchada y su derecho a permanecer en su territorio ancestral sea respetado. La lucha por la tierra es, en el fondo, una lucha por la vida misma.
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