La singular y disparatada reunión en la Quebrada del Loco: crónica del apellido Blanchar y sus parientes

 

hoyennoticia.com

Por: Wilson Rafael León Blanchar.


En la Quebrada del Loco, un recóndito pero pintoresco lugar cercano a la finca Buenos Aires en Fonseca, La Guajira, se congregaron representantes de una familia cuya historia parece sacada de una novela de enredos y carcajadas. La cita no era para arreglar disputas de tierras ni corregir fechas, sino para rendir homenaje a la tradición familiar, aunque al final lo único que se logró fue hilar una serie de anécdotas sorprendentes.


Todo comenzó con la llegada legendaria de Don Santiago Blanchard, el francés que, al instalarse en estas tierras, vio cómo su apellido se transformaba en Blanchar. Junto a él, Doña Margarita Arredondo, oriunda de Riohacha, cimentó la unión que daría origen a dos ramas fundamentales:


Don Manuel Blanchar Arredondo


Doña María Francisca Blanchard Arredondo


Doña María Francisca, comerciante próspera de la época, se casó con el ilustre Almirante Luis Zúñiga. Juntos surcaron mares a bordo de las goletas Rita y María Catalina, impulsando el comercio entre España y Colombia a través del puerto de Riohacha, y adquiriendo la prestigiosa finca El Cercao en Chorreras, entonces zona productora de panela. De esta unión nació Don José María Zúñiga Blanchar, quien prosperó como hacendado y se casó con Doña Carmen Amaya. Entre sus hijos destacó Don Juan Evangelista Zúñiga Amaya, un emprendedor del que se sigue hablando en cada rincón de la región.


Mientras tanto, el hermano de María Francisca, Don Manuel Blanchar Arredondo—natural de Riohacha—tomó rumbos distintos. Administraba la finca El Cercao y fué marido de Doña María del Rosario Oñate, natural de Corral de Piedras. De su unión nació Doña María Vicenta Blanchar Oñate, quien contrajo matrimonio con Don Felipe Cariachil y tuvo dos hijos:


Doña Antonia Blanchar Cariachil


Don Esteban Blanchar Cariachil, artífice de multiplicar el apellido en Corral de Piedras.


No contento con una sola unión, Don Manuel Blanchar Arredondo tuvo otros hogares. Con Doña Marina Fuentes engendró a:


Don Pedro Pablo Blanchar Fuentes


Don Marcelo Blanchar Fuentes


Don Reginaldo Blanchar Fuentes, quien se casó con Doña Ana Simona Benjumea y tuvo cuatro hijos:


Don Manuel Blanchar Benjumea


Doña Anicasia Blanchar Benjumea


Doña María Blanchar Benjumea


Doña Petronila Blanchar Benjumea


La familia se ramificó aún más. De la unión entre Doña María Blanchar Benjumea y Don Mauricio Sierra nacieron:


Don Reginaldo Blanchar Sierra


Don Juan Blanchar Sierra


Doña Santiaga Blanchar Sierra


Don Santiago Blanchar Sierra


Doña Eulalia Blanchar Sierra


El apellido se expandió en Fonseca, Valledupar y Codazzi, mientras que Don Damón Sierra, en unión con Doña Anicasia Blanchar Benjumea, tuvo tres hijas:


Doña Santa Donatila Sierra


Doña Juanita Blanchar Sierra


Doña Mauricia Blanchar Sierra.


Por si fuera poco, Doña Anicasia Blanchar Benjumea contrajo matrimonio con Don Santiago Sardoth Maestre, de cuya unión nació Doña Marcia Blanchar Sardoth.


La trama se enriquece aún más con la figura de Don Joaquín "Quin" Sierra, un hombre de doble hogar: uno en Barbacoas (donde se dice que solo se conoce a los Sierra, y no a los Blanchar) y otro en Fonseca, aunque él mismo era natural de La Junta. De este patriarca nacieron:


Doña Delidá Sierra, madre de Manuel Julián Penso Sierra, Rafael Penso Sierra y Ramón Penso Sierra con Ramón de la Rosa Penso Atencio.


Don Damón Sierra


Don Mauricio Sierra


Don Nicanor "Nica" Sierra, oriundo de Fonseca y recordado por sus agudas observaciones y comentarios chispeantes. Nicanor Sierra es padre de Pedro Pascasio Sierra y de otros hermanos.


Durante la reunión en la Quebrada del Loco, entre el murmullo de las hojas y el inconfundible aroma a sancocho, se desató una vorágine de relatos y reivindicaciones. Don Reginaldo Blanchar Fuentes tomó la palabra para recordar los orígenes:

—“¡Todo comenzó con Don Santiago Blanchard y Doña Margarita Arredondo, quienes pusieron en marcha esta locura familiar!”—proclamó, mientras algunos asentían con nostalgia.


Poco después, la atmósfera se impregnó de humor cuando Don Nicanor "Nica" Sierra añadió con picardía:

—“En mi barrio decimos que los europeos no vienen de visita: vienen con un maletín lleno de historias y, por qué no, algún que otro enredo.”


Las anécdotas no faltaron: se recordaron las hazañas comerciales de Doña María Francisca con sus goletas Rita y María Catalina, los tratos millonarios de la finca El Cercao, y los duelos de apuestas que, según Doña Santa Donatila Sierra, decidieron el destino de tierras y panelas. Incluso los jóvenes se atrevieron a inventar que Don Santiago era un pirata disfrazado y que Doña Margarita se casó con él para asegurarse una goleta con vajilla fina para las fiestas familiares.


Entre la vorágine de nombres, leyendas y ocurrencias, quedó patente que la riqueza de la familia no residía en la precisión de sus orígenes, sino en la capacidad de reírse de sí mismos y de transformar cada encuentro en un festival de relatos. La Quebrada del Loco, testigo silente de tantos recuentos, volvió a ser el escenario donde el apellido Blanchar –y sus ramificaciones Sierra, Zúñiga, Cariachil, Benjumea y demás– se celebra con humor, cariño y, sobre todo, un inagotable sentido de comunidad.


Así, entre un brindis y otro, se confirmó que en Fonseca, La Guajira, lo importante no es saber exactamente de dónde viene cada apellido, sino disfrutar de la historia compartida, tan enredada y divertida, que solo la familia Blanchar puede contar.

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