Tormentas políticas en alta tensión
Por Martín Nicolás Barros Choles
El ambiente políticos está enrarecido, altamente polarizados, embutido en celos, enojos y fraccionamientos internos, entre aspirantes a candidatura presidencial, por constantes confrontaciones, insultos y agresiones verbales, que exacerban odios, de lo cual, nada bueno se puede esperar, en rutina cotidiana de mal querencia, que terminan, en divisiones y tragedias, originadas por discordias y conflictos permanentes, reflejados en medios de comunicaciones y redes sociales, comportamientos de incivilización o falta de educación, de quienes dirigen y lideran, manejos politiqueros y bodegas de influencer, que carecen de principios y se consideran por encima, de los fundamentos y sentidos democráticos.
La democracia radica en la soberanía popular, no en ninguna persona en particular, como quieren atribuirla en condición de propiedad privada, para asumir, mandatos y poderes, de manera vitalicia, relacionándola equivocadamente como democracia, cuando resulta ser todo lo contrario. Atornillarse y perpetuarse, en un gobierno o poder es antidemocrático.
La democracia no es subjetiva, sino objetiva, evolutiva, rotativa, dinámica e indiscriminada; donde todos tenemos, la misma igualdad de derechos y oportunidades, para representar, gobernar o ejercer en condición de autoridad institucional. Muchos malinterpretan el termino democracia, acomodándolo a beneficios de conveniencias, ni siquiera en favor al partido o movimiento político del que hace parte, sino del circulo familiar y personal, como amo y señor, desfasando el engranaje y metodología, de la participación popular incluyente. En campañas los aspirantes a listas y candidatos, a presidencia, gobernaciones y alcaldías, viven recalcando en especulaciones que vociferan, refiriéndose a democracias, cuando transitan y circulan, en contravía de la misma, engañando a quienes los escuchan.
La peor desgracia de la democracia, es las practicas constantes de corrupción, que corroe, apolillan y desaparecen, patrimonio, erario público y todo que se atraviese; sin consideración algunas, constituyendo el factor común, para quienes son elegidos con votos comprados, que persiguen recuperar la inversión ilícita, con buena rentabilidad, apropiándose de los derechos colectivos y generales, que deben distribuirse equitativamente en la colectividad, que resulta perjudicadas, pero siguen insistiendo de vender el voto, a los verdugos que le roban sus derechos y los tienen viviendo en inclemencia y miseria.
El asesinato del senador y aspirante a la presidencia de la república, candidatizado por el Partido Centro Democrático, Miguel Uribe Turbay, lo tomarán como bandera, para la campaña política de reivindicación de gobierno. Además, no faltaran discusiones y burlas, por la revocatoria de libertad del expresidente Álvaro Uribe Vélez, sobre detención domiciliaria, incrementando polarización y enfrentamientos radicales: confrontaciones, insultos, vulgaridades, agresiones, calumnias, epítetos y toda clase de expresiones, desinformaciones y manifestaciones desastrosas, de fanáticos: inducidos, aturdidos y desadaptados; utilizado para atentar, en condición de sicario moral.
Los acuerdos suscritos, por el presidente Gustavo Petro, con el presidente de Venezuela, Nicolas Maduro, sin formalidad legal, omitiendo el trámite que debe surtirse en el Congreso, sobre convenios fronterizos, conjuntamente con las negativas, de mayorías de congresistas, en aprobaciones de proyectos de leyes y concesiones, de facultades y atribuciones, al presidente, por disposición constitucional, atormentarán y sacarán de casilla al presidente Petro. De igual formas, tendrá contradicciones, y desafíos, con el presidente de Estados Unidos, Donald Trump. También divergencias por delimitaciones territoriales con Perú, en la amazonia, que debe dirimirse, por vía diplomática.
La “Paz Total” que, hasta ahora ha sido un fracaso, beneficia la liberación de comandantes, en organizaciones: guerrilleras, paramilitares, bacrines y delincuencia común; utilizada para congelar persecución, protegerse con salvo conducto, rearmarse y diseñar fechorías, extendiendo extorciones, desplazamientos forzados y reclutamientos de menores; sin mostrar ninguna intención de dejar las armas y consolidar la paz.
De otro lado vendrían bloqueos, de proyecto de reforma tributaria y salud, negativa de aprobar el monto del presupuesto para la vigencia 2026, investigaciones penales, contra exfuncionarios y servidores públicos, implicados en corrupción y entramados, irregulares e ilícito o delictivo, pendiente de flotar como burbujas, que alterarán los sentimientos emotivos y odiosos. Saldrán a relucir operaciones de dos bandas, izquierda y derecha, diputándose la elección de la presidencia de la Republica de Colombia.
Rencillas y revanchismo, entre rivalidades, ideológicas y tendenciosas, encienden tormenta de alta tensión, con graves peligros de proliferación de violencias, sin controles de protecciones, que deben garantizar, para prevenir, que continúe la racha de asesinatos, en oscuras circunstancias, alterando el orden público, inculcando e infundiendo, terror mediático y miedo, con intimidaciones, constreñimientos y amenazas; para ejercer dominio de sometimientos.
En algunos lugares del territorio nacional, limitan participaciones de candidaturas, no autorizadas, prohibiendo visitas de candidatos, diferentes a las avaladas por organizaciones criminales, que obligan a los habitantes sometidos y comprados, a votar por quienes les ordenen los comandantes, de localidades, sin escusa alguna, para no obedecer.
Cualquiera de las dos tendencias polarizadoras, izquierda o derecha, que ganen la presidencia, seria lo mismo de fatal, propicio a extender y alargar: violencia, terror, zozobra, sosiego y pánico; perdiendo el tiempo, en toxicas confrontaciones, enraizando, practicas de persecuciones y corrupción, sin resolver los problemas y las crisis, que está padeciendo la nación, ocasionada por desfases de inconsistencias, atolondramientos, incoherencias de manejos, discriminaciones participativas y alianzas con organizaciones al margen de la ley, para que infundan miedos y complazcan, con favores mal hechores y criminales, para obstruir acciones y operaciones, impuestas de formas autoritarias y absoluta.
Lo mas recomendables para no continuar en agonía, es elegir un presidente, que no corresponda directamente o provengan, de las tendencias, izquierda o derecha, que actúan de la misma manera: radical, sectarias, temerarias y caprichosas. Ni socialismo, ni políticas neoliberales. Elijamos una corriente diferentes de los ludidos, con la finalidad de neutralizar la polarización, resolver múltiples problemas heredados y aperturar espacios, de entendimientos, diálogos y participación; con todos los sectores y organizaciones política, que contribuyan a mejorar el ambiente político-social, de manera respetuosa y positiva, para alinearse a direccionamiento que se proyecten, a pacificar los espíritus, alocados, aturdidos, agrestes y violentos; garantizar seguridad, de orden público, rurales y urbano; como también en operaciones y funciones, administrativas.
Las corrientes polarizantes, persiguen la misma finalidad, implícitas en corrupción, con diferentes máscaras, en perjuicio de los intereses generales, que a todos nos corresponden, terminan apropiándose en gobiernos insoportables, que han causado graves daños y perjuicios a la nación, con endeudamientos y eternas obligaciones, originadas por diversas causas y motivos.
No debemos resignarnos a estar atados, a dos corrientes controversiales y anárquicas. Liberémonos de la polarización, en honor a la soberanía popular, con oportunidad de apartarnos de lo que no sirven. En democracia todos somos iguales, para gobernar, representar y defender la territorialidad, derechos humanos y ambientales, sin existir exclusividad, ni distinciones de superioridad, en favor y beneficios particular. La solución a los problemas políticos de Colombia, esta a cargo de los electores, opcionado a erradicar la polarización o habituarse a seguir aguantando los males que nos atormentan y mortifican, apoyando a una de las dos bandas o bandos, que polarizan la política en Colombia.
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