Los Guajiros en Rincon Hondo

 

Por José del Carmen Villalobos Tovar 



hoyennoticia.com


hoyennoticia.com
José del Carmen Villalobos Tovar





La historia de Rincon Hondo se partió en dos el 4 de septiembre de 1978, a la 1:40 de la tarde, cuando el sol hervía los techos de zinc y el aire quemaba la garganta como aguardiente mal guardado. A esa hora, el bus número 128 de Cotracegua se detuvo en la esquina de Miguelito Angulo, dejando un silencio espeso en el aire. Venía acompañado por una camioneta Dodge 1970, vieja pero orgullosa, que traía en su interior el cuerpo sin vida de Andrés Mieles, el mecánico de Matitas, La Guajira.


El pueblo, adormecido por el calor y la rutina, se desperezó con aquella llegada. Detrás del cuerpo viajaban cincuenta guajiros, hombres y mujeres de piel curtida por el sol y mirada firme como la arena del desierto. Venían con su dolor a cuestas, pero también con una energía que parecía empujar el viento, removiendo la calma eterna de Rinconhondo.


hoyennoticia.com


Raúl y Crispulo encabezaban la comitiva, con los sombreros terciados y el paso seguro de quien ha visto el mundo desde el lomo de un burro y la cabina de una camioneta. Eduardo y César, atentos a cada detalle, cuidaban a los suyos con el respeto de quien entiende que el luto también puede ser una forma de unión. Y entre ellos, Alonso, apenas un muchacho de dieciséis años, cabello afro y sonrisa ancha, miraba el pueblo como quien entra en un sueño nuevo.


La empresa Tabaco Rubio de Colombia había enviado delegados para acompañar el sepelio de su mecánico. La historia oficial decía que Andrés Mieles murió por accidente al reparar un vehículo que fue atacado en un atentado ajeno a él. Pero en Rinconhondo, donde los rumores tienen alas, se decía que el hombre había adivinado su suerte tres días antes y había pedido ser enterrado donde el sol se apagara lento, “allá donde la tierra se pone colorada al caer la tarde”. Y así fue.


Desde ese día, nada volvió a ser igual. Los guajiros se quedaron, y con ellos llegó una nueva vida. En las cantinas, donde antes solo se escuchaba acordeón y se bebía ron corriente, empezaron a sonar los vallenatos de Diomedes y a servirse whisky escocés. Los cigarrillos finos reemplazaron el tabaco rústico, y las carcajadas se oían hasta el Pozo del Encanto.


Las fiestas patronales se volvieron otra cosa. Las Rangers, Ford 350 y Chevrolets Blazer levantaban nubes de polvo en las calles, mientras los rincon honderos miraban asombrados cómo los forasteros bailaban hasta el amanecer sin perder el sombrero ni la compostura. Los guajiros trajeron consigo la elegancia del desierto y el desparpajo de la costa, una mezcla que encendió corazones y encendió envidia.


Los amores brotaron como flor de mayo. Algunos se vivieron a escondidas entre los cañahuates, otros se sellaron en las fiestas con un beso y un juramento eterno. Y con los años, nuevos apellidos comenzaron a aparecer en los registros del pueblo: Mieles, Iguarán, Cuello, Ustariz, Henríquez, Orcasita, nombres que el viento mezcló con los de siempre, como si el destino hubiera decidido que las raíces del desierto y del valle debían entrelazarse.


Con el tiempo, los mayores comenzaron a decir que aquel día no fue solo un entierro, sino un renacimiento. Que con los guajiros llegó el ruido del progreso, pero también el sabor de la nostalgia. Algunos juraban que el espíritu de Andrés Mieles todavía rondaba por las noches, oliendo a grasa de motor y humo de cigarrillo, vigilando que su gente no se desbandara.


Hoy, cuando los carros modernos atraviesan Rinconhondo levantando el mismo polvo que cubrió aquel cortejo fúnebre del 78, los viejos del pueblo suspiran y dicen con voz lenta:


—Los guajiros no se fueron... se quedaron entre nosotros.


Y así fue. Porque desde el día en que el bus 128 cruzó la esquina de Miguelito Angulo, Rincón Hondo dejó de ser un pueblo dormido. En sus calles todavía resuena el eco de las carcajadas guajiras, el perfume del tabaco y el brillo de las camionetas que alguna vez trajeron amor, luto y vida nueva.

No hay comentarios.:

SU OPINIÓN ES MUY IMPORTANTE

Con tecnología de Blogger.