EL VIL ASESINATO DE JAIME "ANSA" BARROS

POR: HERMES LÓPEZ DELUQUE

"No vale nada la vida

la vida no vale nada

Comienza siempre llorando

y así llorando se acaba

por eso es que en este mundo

la vida no vale nada".

José Alfredo Jiménez.

Se acercaba el fin del mes de octubre de 2000, era una mañana tranquila en Riohacha que presagiaba paz, pero la muerte acechaba y se presentó por los lados del mercado viejo cuándo Jaime "Ansa" Barros Melgarejo, un hombre manso que odiaba las peleas, era un bromista y su pasión era cantar cuando estaba tomado, fue baleado por la espalda mientras le hacía una carrera a su asesino.

Su muerte me causó profundo dolor. era mi gran amigo, al cuál apreciaba como si fuera mi hermano.

Tantos momentos compartidos permiten que su recuerdo se mantenga intacto en mí y cada día, lamente su muerte. A pesar de los años no concibo ese trágico final, para mí incomprensible, ya que nunca pasó por mi imaginación que ese noble amigo pudiera morir de esa forma.

"Ansa", era marido de Luz Maira "Uma" Curvelo, eran una pareja feliz que concibieron 7 hijos, 5 varones y dos hembras, los cuales eran sus más grandes tesoros, él era un hombre hogareño, era agradable charlar con él por su jocosidad.

Me cuentan que ese fatídico día de octubre, se levantó, como siempre a trabajar, se le notaba alegre y salió en su viejo taxi a hacer carreras  y atender a sus incontables clientes. Todo marchaba en paz hasta que en el mercado nuevo salió para el centro de la ciudad y haciendo colectivo recogió a una persona que al llegar al frente del mercado viejo, sin mediar palabras le disparó por detrás, se bajó del carro y se perdió entre la gente que transitaba por el lugar.

El carro detenido y "Ansa" recostado sobre el timón mostraba un terrible espectáculo. Muchos que se acercaron, vieron que aún estaba con vida y decidieron llevarlo al hospital. Él, herido, abrió los ojos y vio a su amiga y vecina Lucila Caro y le dijo: "Chila, me han matado manita".

Desafortunadamente falleció cuando los médicos trataban de salvar le la vida. La noticia llegó a nuestro sector y la comunidad se alteró, no lo podían creer.

Hoy, 20 años después de su muerte, no he podido entender por qué lo mataron, por más que pienso en ese caso, no lo concibo. En el fondo deseo encontrarme con su homicida y hablar con él para que me diga el motivo de su criminal acto.

Esto último, es solo eso, un deseo, una curiosidad que me ayude a comprender el porque de su trágica muerte.

Cuanta razón tenía él cuando cantaba esa canción de José Alfredo Jiménez: 

"No vale nada la vida

la vida no vale nada

comienza siempre llorando

y así llorando se acaba

por eso es que en este mundo

la vida no vale nada".

Paz en tu tumba amigo "Ansa", por siempre en mi corazón. Paz en tu tumba hermano.