OLINDA DAZA DE LA AMISTAD UN PEDESTAL

 HOY LE RINDO HOMENAJE AL PEDESTAL DE LA AMISTAD VILLANUEVERA,OLI LA DE MI BARRIO.

hoyennoticia.com, OLINDA DAZA DE LA AMISTAD UN PEDESTAL
COLUMNISTA.

HERNÁN BAQUERO BRACHO

Ayer Dios le permitió llegar a sus 80 años a Olinda Daza Mojica,un ser humano gratificante y excepcional en todo el recorrido de su vida,llena de tantas cosas bellas y hermosas.Es un pedestal de la amistad.A ella va mi homenaje.Ayer sus hijos, nietos y biznietos le celebraron su cumpleaños con mucho amor, como ella se lo merece.Siempre estare agradecido con Olinda por todo su afecto y su cariño.


En la década de los 50, como siempre Villanueva gozaba del prestigio de familias, unas en el comercio, otras en la educación, otras en la ganadería y la agricultura, así como en la cultura y un urbanismo de casas republicanas que hoy perduran en la tierra cuna de acordeones. Pero como lo expresara siempre el trovador de este pueblo “Poncho” Cotes jr, Villanueva es Villanueva y aquí queda el cielo, pues si, una de las cosas que han caracterizado a este bello pueblo han sido sus mujeres, que siempre siempre han brillado con luz propia y con una belleza, donde han sido reinas de los pies a la cabeza, esto nadie lo pone en duda y reinas es lo que siempre ha dado Villanueva. En esta década muchas sobresalían y una en especial Olinda Daza Mojica, la hija de Heleodoro Daza Mendoza y Teotiste Mojica, donde su casa hoy residencia del abogado Gustavo Quintero Olivella, era frecuentada  por cientos de admiradores de las hijas de Heleodoro y “Tite”, pero en especial del donaire y la belleza de Olinda.


Y un personaje de los cantos de Escalona, de su inmortal composición “La custodia de Badillo”, “Cheito” Daza Martínez, se enamoró perdidamente de Olinda, la conquistó e hizo hogar con ella y de allí nacieron: Yamelis Josefina, José Aníbal, Katina, Leanis y Olinda. Y de sus hijas cual era la más hermosa: todas. De Leanis se enamoró perdidamente el inmortal Diomedes Díaz. Allí en su casa Olinda se dio a querer desde muy temprano de todos sus vecinos. Su casa ubicada en la calle 13, se hizo famosa en los tiempos que compartía su hogar y su amor con “Cheito” Daza, y él como ella eran un manojo de humanismo gratificante por los más necesitados del barrio. Para “Cheito” y Olinda no existía hora para socorrer al más necesitado, donde la misericordia en ellos afloraba como el amor que se tuvieron. Cuando accidentalmente falleció la tercera de sus hijas Katina, el barrio entero se volcó a acompañarlos en la tristeza y en el dolor que los embargaba por la pérdida de su hija querida. Esa solidaridad no solamente la recibió de su barrio sino de todo el pueblo. Solidaridad que ya se había ganado con méritos por el cariño  y la fraternidad que había comenzado a conquistar con ese corazón noble, bello y transparente como su misma alma.


Barrio en el que yo me crié y que siempre recibimos de Olinda y de “Cheito” muestras de solidaridad y de apoyo en los momentos más difíciles de nuestra niñez. Recuerdo que su casa era la única que tenía televisión a color y allí nos volcábamos toda la pelaera  a ver películas y novelas venezolanas, ya que la televisión colombiana en la década de los 60 y 70 no se veía en esta sección del país. Y ella con su sonrisa permanente a todos nos recibía con esa alegría y ese corazón generoso de compartir con los que menos teníamos, lo que ella poseía en la época, como era un televisor a colores. Más tarde cuando entré a estudiar bachillerato en el Roque de Alba, Olinda fue mi acudiente, ya que mi madre trabaja en Venezuela, buscando un mejor porvenir por sus hijos y sacrificando su niñez y su juventud. Me acuerdo como si fuera ayer, ese 1 de Diciembre de 1973 cuando recibí el grado de Bachiller y ella no cabía de la felicidad por mi triunfo, lo disfrutaba como si fuera uno de sus hijos.


Y así ha sido Olinda Daza Mojica en más de 50 años. La amistad para ella, se ha convertido en un pedestal. Sus sentimientos de mujer buena y de gran Samaritana, le sale por los poros. Goza del aprecio y del cariño del pueblo villanuevero, especialmente de ese sector de mujeres trabajadoras  que a punta de lucha y esfuerzo han sacado sus familias adelante. Los homenajes, siempre lo he expresado se deben hacer en vida. Este columnista no tiene como pagarle a tanta solidaridad y apoyo que Olinda Daza nos dio cuando más necesitábamos esa mano amiga, ese corazón lleno de amor por el prójimo. Gracias “Oli” por tu amistad y tu generosidad por la gente de mi barrio y por tu familia donde también eres ese pedestal de amor y amistad.HOY LE RINDO HOMENAJE AL PEDESTAL DE LA AMISTAD VILLANUEVERA,OLI LA DE MI BARRIO.

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