La indignación de Gaviria contra Duque y su gobierno

hoyennoticia.com, César Gaviria arremete contra Duque, el gobierno y habla de las presidenciales de 2022

 

Bogotá, DC.- El expresidente César Gaviria arremete contra el presidente Iván Duque y su gobierno. Le dice no rotundamente a la reforma tributaria, revela que su candidato presidencial es Alejandro Gaviria, y defiende a Claudia López y a Daniel Quintero.

 Proporcionado por Semana Semana



VICKY DÁVILA: César Gaviria ha sido un agudo crítico y protagonista en la discusión de la reforma tributaria que presentó el Gobierno. Expresidente, gracias por atender a SEMANA...

CÉSAR GAVIRIA: Por fin me pescaste, pero yo digo no casi sistemáticamente, me gusta estar calladito, solo salir ocasionalmente.

V.D.: Le agradezco...

C.G.: Yo tenía un poquito de miedo, pero dije, bueno, me voy a echar al agua.

V.D.: ¿Me está diciendo que me tiene miedo?

C.G.: Claro que te tengo miedo, ¿pero quién no?

V.D.: No me diga eso… Pero, expresidente, empecemos. ¿Qué es lo que lo tiene tan indignado?



C.G.: Pues me tiene indignado la realidad. Me preocupa que el Banco de la República, el Ministerio de Hacienda, la Presidencia y buenos economistas, todos se comieron el cuento de Carrasquilla. A todos los convenció de que se puede hacer una reforma tributaria menos mala, y que eso resuelve los problemas. El Partido Liberal no va a estar en eso, esa no es la solución, no nos sirve ni una menos mala ni una un poquito mejor, no.

V.D.: ¿Cómo ve el llamado que le ha hecho el presidente Duque a los partidos para lograr un consenso alrededor de la reforma tributaria?

C.G.: En primer lugar, el presidente Duque habla muy bonito, ¿no? ¿De qué consensos vamos a hablar si nosotros no creemos que esa es la solución? Nosotros no nos vamos a sentar con nadie. El ministro Carrasquilla se salió con la suya, y parece que se tomó el país.

V.D.: ¿El Partido Liberal conversará con el Gobierno sobre la tributaria?

C.G.: No vamos a conversar.

V.D.: ¿Por qué esa posición tan radical?

C.G.: Porque todas las principales autoridades, instituciones, revistas financieras del mundo, por primera vez en la historia, se han puesto de acuerdo. Eso es una cosa casi inédita, y nunca había ocurrido. Están aterrados de lo que le pueda pasar al mundo, que la pandemia siga avanzando como lo está haciendo en Colombia. Y, claro, están aterrados de que nos destruya toda la capacidad del planeta de producir; pero no, aquí seguimos creyendo que eso lo vamos a resolver con la reforma tributaria del doctor Carrasquilla.

V.D.: Entonces, ¿el no al presidente Duque es rotundo?

C.G.: Nosotros, en algún momento de este gobierno, hubiéramos querido ayudar, pero nunca hemos encontrado en qué. Este es el primer proyecto que se ha presentado que es vistoso. Alguien convenció al presidente Duque de que uno para gobernar no necesitaba leyes ni reformas. Y, entonces, eso nos llevó a una situación en la que el Gobierno va a concluir sin hacer nada, ni siquiera en lo legal, ni siquiera en lo legislativo, en nada; y yo no creo que en estos temas le vaya a ir bien, porque lo veo bastante perdido. Además, va a ganar, el Congreso finalmente le va a reconocer que lo que había que hacer era la reforma tributaria. Yo no creo en eso. Carrasquilla le arrebató el poder al presidente, el que manda es él.

V.D.: Veo que el que con más piedra lo tiene es Carrasquilla...

C.G.: A mí no me tiene con piedra Carrasquilla. Mi indignación es porque yo no entiendo bien por qué el presidente le entregó todo el poder a él. Pienso que no hay que echarle la culpa a Duque, él no tiene más culpa que Carrasquilla, pero hay que concentrarse en quién toma las decisiones, que es Carrasquilla, no en el presidente, que habla bonito y mira de lejos.

V.D.: Expresidente, hace unos días usted dijo que no le había tenido miedo a Pablo Escobar, mucho menos a Carrasquilla. ¿En realidad los estaba comparando?

C.G.: No, no, es que por ahí había un poco de rumores de fuego amigo del Gobierno, de otros partidos, como tratando de intimidarme, y, si alguna cosa no me he dejado hacer en la vida, es intimidarme, ni ponerme contra la pared, nunca. Cuando tratan de hacer eso conmigo, pues yo digo no, no va.

V.D.: Ah, pero cuéntenos sobre eso… ¿Quién lo quería intimidar y cómo?

C.G.: Había por ahí en el Congreso vocecitas de fuego amigo, de los otros partidos, y entenderán que a mí no me van a intimidar.

V.D.: ¿Pero qué decían esas vocecitas, expresidente?

C.G.: Unas vocecitas de desacuerdo...

V.D.: El Gobierno dice que, si la reforma tributaria no se aprueba, lo que viene es una debacle financiera, y que no habrá cómo ayudar a la gente más necesitada...

C.G.: Mira, no he visto una suma mayor de mentiras, que es una cosa que acostumbran bastante, con las que han fundamentado el tema de que hay que aprobar una reforma tributaria.

V.D.: ¿Pero será que se avecina una catástrofe financiera si no hay tributaria?

C.G.: Esa va a llegar por lo que ellos están haciendo. Mientras aquí hablamos, nos van a quitar el grado de inversión, porque adoptamos la solución totalmente equivocada. Yo ya me hice a la idea de que perdí esta pelea.

V.D.: ¿Usted cree que el Gobierno tiene los votos para que pase la tributaria?

C.G.: Pues claro que los puede tener. ¿Quién ha dicho que no?

V.D.: Pero los liberales, Cambio Radical y otros partidos ya dijeron que votarán en contra...

C.G.: A Germán Vargas y a mí nos ha dado siempre cierto trabajo ponernos de acuerdo. Pero es la primera vez que estamos de acuerdo con una cosa: ese adefesio no lo vamos a votar.

V.D.: ¿Cómo va a hacer el Gobierno para que la reforma sea aprobada?

C.G.: Me dijeron: mire, sí vamos a completar los votos. Si todos estos partidos y el presidente se embarcan en eso y llevan al país a una hambruna o llevan al país a que tambaleen las instituciones democráticas, a todos a la ruina, nosotros diremos que estábamos en desacuerdo. Ya nos tienen en la antesala del infierno.

V.D.: Expresidente, ¿viene el caos?

C.G.: No, yo creo que se podrían hacer cosas. El único país del mundo que no ha hecho uso de su banco central se llama Colombia. Todos nos tenemos que preocupar por el déficit fiscal, pero es que estamos en una guerra, en depresión. ¿Qué tal que Franklin Delano Roosevelt hubiera tenido a Carrasquilla de ministro? Pues la economía mundial se hubiera derrumbado con las teorías de él.

V.D.: Sabemos que todos estos días ha conversado con el expresidente Uribe. ¿Cómo le fue?

C.G.: Yo hablé muy largo con el presidente Uribe, que me llamó, pues él es una persona muy importante en la política de este país. Tengo discrepancias siderales con él, pero fue la persona del Gobierno o del partido de Gobierno que se preocupó más por lo que estaba pasando. Infortunadamente, no sé si es que su partido no le cree o Duque no le cree, no sé, pero no le hicieron caso. Él ha tenido ideas sensatas. Yo no lo pude convencer de que eso no era lo que había que hacer, y él no me pudo convencer de que aprobáramos una reforma menos dañina.

V.D.: ¿Los términos fueron buenos entre los dos?

C.G.: Sí, yo no acostumbro a volver peleas personales los líos políticos, ¿pa qué? Yo trato de mantener la relación personal, y la tengo con el presidente Uribe: nos saludamos cuando nos encontramos, nos decimos cualquier cosa pesada y ya, nos despedimos. Uribe le gastó mucho tiempo, le gastó muchas energías, ha hecho un gran esfuerzo, pero ya demostró que no le paran bolas, ¿qué hacemos pues?

V.D.: De lo que ha visto entre Duque y Uribe en estos días, ¿qué sensación tiene usted?

C.G.: Hay rumores sobre las relaciones entre los dos...

V.D.: Los más críticos del Gobierno dicen que Duque hace lo que le diga Uribe. ¿Usted qué piensa?

C.G.: No, Duque no está haciendo lo que diga Uribe. Manda Carrasquilla.

V.D.: Si miramos hacia junio de 2018, vemos en una segunda vuelta al Partido Liberal y a César Gaviria apoyando a Duque. ¿Hoy cómo se siente con ese apoyo, expresidente?

C.G.: Un partido político que se siente mayoritario no se puede declarar en abstención. Eso es destruir un partido. ¿Que si nos equivocamos? Pues ahí están los resultados, pero eso fue una decisión tomada con la idea de que no teníamos candidato, que no éramos neutros y que no podíamos no votar.

V.D.: ¿Y está arrepentido o no?

C.G.: No. Estoy sorprendido de que el presidente Duque no tuviera las capacidades que muchos nos imaginamos. Nosotros nunca pensamos que él fuera a ser un gran presidente, un gran reformador, pero pensamos que era capaz de gobernar el país. Él no tiene la formación para ser presidente. Fue el director de la sección cultural del BID, y estuvo un periodo en el Senado, no sé si eso sea suficiente preparación para ser presidente en Colombia, a mí me da la impresión que no. Este es un país de una complejidad tan grande que uno no aprende en Washington qué es lo que tiene que hacer en Colombia. No nos imaginamos que él como presidente no sabía mandar, no sabía delegar, eso para gobernar así es muy difícil, ¿no? Está rodeado de gente que pareciera no entender nada de estas cosas. Infortunadamente, una institución que ha sido tan seria como el Banco de la República lo está acompañando. Entonces, por eso yo digo que ya perdí, y el ministro Carrasquilla ganó.

V.D.: Siempre los expresidentes son como una fuente de consulta en cualquier Gobierno. ¿Usted se ha sentido así?

C.G.: Eso que dices es verdad. A mí el presidente me ha invitado tres veces a su despacho, media hora. Nunca discutimos nada de temas de política pública, nunca nos ofreció nada ni yo le pedí. Ahora la verdad es que se me ha tratado muy mal. Es que ni siquiera el ministro me ha mandado la reforma tributaria, aunque yo públicamente la he pedido. Oiga, por lo menos el texto. No, nunca lo logré. El presidente Uribe gasta 14 horas, y el ministro no tiene cinco minutos para mandarme el proyecto.

V.D.: ¿Cómo así que usted no ha podido hablar con Carrasquilla?

C.G.: Nunca le he dado la mano en la vida.

V.D.: No puede ser...

C.G.: Pues sí, es así.

V.D.: Quiero preguntarle por los supuestos ríos de mermelada que usted denunció en este Gobierno...

C.G.: Mire, el presidente hizo una campaña brutal, que nunca daría mermelada, eso es lo más aterrador, esa vaina no es verdad. Entonces, yo no me quiero poner a decir quién recibió y quién no, me dicen que ha dado mucho. Hicieron una promesa y la violaron. Claro, como decidieron no tener una coalición que los ayudara a gobernar sino a última hora, pues empezaron mal. No tenían ni proyectos de ley, ni reformas, ni nada.



V.D.: Yo le hice la pregunta de la mermelada al presidente Duque, y dijo que su Gobierno no era transaccional y que eso no era verdad.


C.G.: Ah, ¿quiere decir que él no transa con nadie o qué? Esto no era para ofender a nadie, era para registrar un hecho. Inclusive, en estos días que volví a hablar, dije: bueno, no hablemos de mermelada, hablemos de halagos y otras cositas para que nadie se vaya a sentir mal, pero pues es contraevidente. Lo hicieron, punto.


V.D.: Algunos que vean y lean esta entrevista pensarán que los liberales recibieron mucha mermelada en el Gobierno de Juan Manuel Santos. ¿Es verdad, sí o no?


C.G.: Sí, es verdad, y yo no estuve de acuerdo. Lo sabe el presidente y el ministro. La primera cosa que hice cuando lo eligieron fue que fui a sus despachos y les dije: “Oiga, hombre, no abusen de esto, no sigan haciendo esto, es demasiado peligroso”. Tampoco estuvo nunca en mis manos controlar el Gobierno del presidente Santos.


V.D.: ¿Se puede gobernar sin mermelada o no?


C.G.: Lo que pasa es que, si uno resuelve que no quiere tener ningún funcionario ni ningún ministro de los otros partidos, obviamente, todos los puestos son para sus amigos y para el Centro Democrático y para los primos de las personas que trabajan con él, que cada vez aparecen más cosas de esas. Pues, obviamente, terminó cayendo en lo que iba a caer.


V.D.: Usted les hizo una advertencia muy fuerte a los miembros del Partido Liberal en el Congreso: los amenazó con no darles el aval para las próximas elecciones si apoyan la tributaria. ¿Cree que le van a cumplir?


C.G.: Estoy seguro de que la totalidad del partido va a acatar, eso fue lo que dijeron en la sesión, no tengo dudas. Imposible que se vayan a voltear.


V.D.: Y al que no, ¿chao el aval?


C.G.: Allá no vamos a llegar, ya todo el mundo se alineó.


V.D.: ¿Cómo vio las protestas de esta semana?


C.G.: Hay que rechazar sin ninguna duda los actos violentos.


V.D.: ¿Cómo ve el papel de Gustavo Petro en este tipo de protestas?


C.G.: Él tomará sus decisiones. Yo no conozco tampoco el pensamiento de Gustavo Petro, pero él sí hace una enumeración de temas que se deberían tratar, y creo que no ha pasado de ahí. Tiene una costumbre que no creo que le sirva mucho y es que un contradictor, un posible socio dice que no está de acuerdo con él, y él inmediatamente se indigna y grita.


V.D.: Pero usted prefirió a Duque que a Petro en 2018...


C.G.: El Partido Liberal prefirió a Duque que a Petro. No fui yo, fueron los congresistas que decidieron que eso era lo que había que hacer. El presidente Duque no nos ha tratado mal, sino pésimo, pero no porque no nos ha dado puestos; a mí me han agraviado de todas las maneras posibles, me declararon enemigo del Gobierno desde el primer día, porque ellos creen que hay enemigos chiquitos. Yo sobre el ministro Carlos Holmes tengo un juicio muy negativo de lo que pasó con esos muchachos que estaban en esa protesta y que los mataron. Si no aprenden a no disparar en las manifestaciones, empiezan a entrar en un terreno muy peligroso. A mí me daría temor que el caso de la muerte de los 12 muchachos los puede llevar a la Corte Penal Internacional.


V.D.: ¿Cree a Petro presidente en 2022 o no?


C.G.: Yo soy director de un partido, qué me voy a poner a decir que yo creo que va a ganar, no, no tengo por qué…

Ver la entrevista completas y con videos en siguiente enlace:



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