Hecatombe política y cambio en primera
Por Martín Nicolás Barros Choles
La derrota del
candidato, Federico “Fico” Gutiérrez, es contundente, contra los partidos,
tradicionales y las clases, política dominante, que gobiernan, desde hace más
de un siglo, la nación, departamentos y municipios. Presidencia, gobernaciones,
y alcaldías; coadministradas, por congresistas, diputados y concejales, que
apoyaron al citado candidato. Además, disponen de las “ias”, dependencias:
administrativa, legislativas y judiciales.
La pasada
elección presidencial, cerraron un capitulo y se abrió otro, cristalizando el cambio en primera vuelta,
con los triunfos, de Gustavo Petro Urrego y el ingeniero Rodolfo Hernández,
derrotando, el establecimiento político vigente, quedando una tendereta de políticos ahogados,
que aún, no asimilando, el golpe y las consecuencias futuras, que le generará
la perdida electoral.
Los candidatos
que se jugaran la final, a la presidencia de Colombia, Gustavo Petro Urego, de
tendencia de izquierda, aliado a un Pacto Histórico, que aglutina una coalición
multi partidista y Rodolfo Hernández, sin tendencia política, reconocidas, que
ha sido la sorpresa popular. Su constancia en la campaña política, anunciando,
quitarles las chequeras, a corruptos y ladrones, que gobiernan, les dio
resultado, porque la gente está cansada, de los mismos, engaños y
estancamientos. Lo ubican hacia la derecha, por manifestación de admiración,
con el asesino Adolfo Hitler y lo comparan, con Donald Tremp, Bucarán, Nayid
Buquel, este último, presidente del Salvador y hasta con Fujimori, por amenaza
de cerrar el Congreso y decretar, Conmoción Interior, para gobernar.
Cualquiera de los
dos, que tenga la suerte, de coronar la presidencia, desarticulará el modus
operadis, con cambios, en los manejos administrativos e implementarán, las
reformas que sean necesarias, de acuerdo a proyecciones, en planes de
desarrollos, afectando hegemonía predominante, descarrilando, damnificado y
huérfanos de poderes.
Los que perdieron
con el candidato, Fico Gutiérrez, se reanimaron, al conocer que el candidato,
Gustavo Petro, no había triunfado en primera vuelta, como se lo había propuesto
su campaña política, sirviendo de consuelo a derrotados, regalándose a la vez,
sin gratitud y con desprecio, para segunda vuelta, al ingeniero Rodolfo
Hernández, que no quiere, formalizar
acuerdos, ni alianzas con nadie, que los comprometa, con adherentes y los
mantiene, a distancia, sin ofertas de mermelada, ni contraprestaciones de apoyo,
restándole importancia, aunque necesita
de citados votos, para ganar elección presidencial.
Afán, intensidad
y desespero, expresado, con denigraciones y fustigaciones, dirigidas, hacia
Gustavo Petro, es el reflejo del comportamiento, de quienes apoyaron a Fico Gutiérrez,
que consideran tener la barita mágica, para ganar, no son apreciados, por el
contrincante de Petro. Es más factible, entenderse en política, independiente
de diferencias de opiniones, con el candidato Gustavo Petro, que con el
ingeniero Hernández.
Si bien es cierto
que, sumando todas las votaciones, diferente a la del candidato, Gustavo Petro,
ganarían la presidencia, Rodolfo Hernández. Pero falta ver, que el volumen de
votación unificada, se repita, en favor del referido candidato, sin costos de
financiación. De aferrarse en
triunfalismo por sumatorias de votos, pregonando, protagonizando y especulando,
ganancias anticipados, no da redito, sin crédito. De ser así, hubiesen ganado
Federico Gutiérrez, a quien ubicaron en empate técnico, después de la elección
de congresistas.
Que Gustavo
Petro, fue derrotados, como comentan algunos, contradictores, porque no ganó en
primera vuelta. Es una equivocación. Superó al segundo, Rodolfo Hernández, con
más de dos millones y medios, de votos. Tiene una nueva oportunidad, de
crecimientos, conquistando y ganando electores, a través de operaciones
proselitistas, con tareas específica, de atracción, diálogos y convicción, con
indecisos y abstencionistas. No es nada difícil, de levantarse cada uno un
voto, más del sufragado, por lo menos, que sirve de mucha utilidad, para amasar
triunfo.
El buen gobierno,
se logra con honestidad, actividad positiva y cumplimiento de compromiso, sin
yoismo, autoritarismo, ni populismo. Deben dejar atrás, confrontaciones
dañinas, abriendo espacios, al diálogos, conciliación y participación, colectivas,
indiscriminadas e incluyentes; para desvanecer la polarización, que nos estanca
y hunde. Cualquiera de los dos candidatos que resulte elegido, debe gobernar
para todos, de buena fe, atendiendo y resolviendo, necesidades apremiantes,
olvidándose, del espejo retrovisor, para no justificar escusas.
Un mandatario o
gobernante, requiere de un buen equipo humano, articulado, acoplodos y de calidad,
calificada y experiencia; en conocimiento, pensamiento e inteligencia
informativa, que garanticen confianza, si no interfieren, limitaciones e
intereses, que giren en contravía, de lo que se necesita, favoreciendo la
corrupción, con beneficios, particulares y personales. El éxito o fracaso de
cualquier gobernante, no depende de currículos personal y antecedentes históricos,
sino de acuerdo a las personas que designen, en ministerios, direcciones,
superintendencias, asesores, consultores etc.
Los electores no
deben tener miedo, porque Gustavo Petro, sea presidente. No habrá régimen, ni
socialista, ni mucho menos comunista, porque esas doctrinas, pasaron a desuso,
transformándose por zares y emperadores, en capitalismo, como lo patentan Rusia
y China. Tampoco va expropiar, porque resultaría, absurdo y devastador. Se
quiere un gobierno, de paz, bienestar y cordialidad, que reduzca el índice, de:
criminalidad, corrupción, desempleos y hambre.
No hay comentarios.:
SU OPINIÓN ES MUY IMPORTANTE