Gran reto del presidente Petro con delincuencias
Por MartÃn Nicolás Barros Choles
La delincuencia
es un grave problema social, que preocupa y atormenta la ciudadanÃa, porque
atenta contra la salud y vida humana, propiedad privada, familia y la
seguridad, originando miedo y sosiego colectivo, por inseguridad y falta de
acciones pertinentes, de autoridades competentes, que no ejercen controles
preventivos, perdiendo la justicia, confianza y credibilidad, por: omisiva, morosa e ineficiente;
concediendo indebidos beneficios a delincuentes, que terminan nuevamente en
acciones criminales.
Muchos
delincuentes son capturados y a pesar, de tener múltiples anotaciones, por
hechos delictivos, similares o diferentes, le conceden detención domiciliaria,
cuando este beneficio, deben concederse, a personas, que no tienen anotaciones,
ni constituyen peligro para la sociedad, conforme a normatividad penal. También
puede concederse en investigaciones penales, constituyendo fianzas, sujeta a
cumplimientos de directrices. Si incumplen, condiciones expresas, se hace
efectivo el pago de la fianza, a favor de la administración de justicia. Seguidamente,
ordenan captura y pierden derechos a beneficios carcelarios.
Otros tienen la
suerte, de ser liberados, no obstante, haberlo capturados en persecución de
flagrancia, con la mano en la masa y pruebas contundentes, para aperturar investigaciones
penales, no lo hacen, esperando que la vÃctima se presente a formular denuncia,
pero muchas personas, se abstienen de hacerlo, por confusiones, poco apoyo de
protección y por temor a represalias futuras.
Con las
detenciones y otras pruebas en contra del detenido, es suficiente para que la
autoridad judicial, inicie de oficio la investigación procesal, pero si la
vÃctima, no formula por miedo denuncia, favorece al victimario responsable,
liberándolo la autoridad penal, por falta de denuncia. Igual ocurre por error
de captura, beneficiando al delincuente concediendo libertad, para que sigan en
fechorÃas criminales. De igual forma, los favorecen con detenciones
domiciliarias. En otras circunstancias contradictoria, se niegan recibir
denuncia verbal, cuando la vÃctima, no identifica al victimario (nombre y
apellidos, estatura, edad, cedula y dirección donde vive).
La delincuencia
se ha disparado, por descomposición y desatención social, en abandonos y
desempleos, atribuido a las indiferencias, de autoridades y gobiernos. Las
cárceles y calabozos, de PolicÃa y FiscalÃa, están hacinados y atiborrados, del
alto volumen o cantidad de personas detenidas, por investigaciones;
incrementándose, cada dÃa, la proliferación delincuencial incontrolada, por
impotencias, incapacidad y complicidad; en omisión y encubrimientos.
La represión y
opresión, no son la única forma de castigo, para enfrentar la delincuencia,
hacia la erradicación de ese terrible mal. Ni mucho menos, por vÃa de
ajusticiamiento, justificando, limpieza social. Se requiere atención, educación
y trabajo, para aquietar el crimen.
Es necesario primero, conocer las causas que
generan delincuencias, para prevenirla, combatirla y erradicarlas, promoviendo
y motivando programas, de formas académicas y publicitarias, relativas a
dejaciones de so dicha actividad, garantizando beneficios sustitutivos, facilitando
medios retributivos y readaptación social.
Muchos
ejemplarizan la forma de castigo, utilizada por el presidente del Salvador,
Nayib Bukele, con los delincuentes de esa nación. Comencemos por humanizar y
encarrilar al victimario, valorando diferentes aspectos: fÃsico, psÃquico, genéticos,
sociales y las causas, que impulsan la delincuencia, para ejercer
procedimientos, de resocialización especÃfica y utilidad colectiva.
El presidente
Gustavo Petro, abre una oportunidad concertada, con las organizaciones al
margen de la ley, interesadas en acogerse y participar, en la oferta
presidencial: guerrilleros, paramilitares, bacrines, delincuencia común y ex
miembros armados del estado. Para tal sentido, se presenta un proyecto de ley,
que regule el asunto. Varias organizaciones manifestaron intereses e
intenciones participativas, alguno haciéndola pública, en formas y condiciones,
establecidas por gobierno nacional, que pide un alto al fuego globalizado.
Dos bandas que
aterrorizaban al distrito portuario de Buenaventura, fueron los primeros, en
declarar alto al fuego, por gestiones coordinadas por el Obispo de Buenaventura,
Rubén DarÃo Jaramillo Montoya, materializando acuerdos de paz, con un partido
de micro futbol, después de la celebración de una misa, con las concurrencias
del alcalde y autoridades policiva, familiares, amigos y curiosos, de los
miembros de las bandas, que buscan pacificarse.
Es una gran
oportunidad que ofrece el presidente Gustavo Petro, a organizaciones delincuenciales,
para desactivar por acuerdos pactados, acciones criminales y violentas, que nos
tiene en zozobras y alta tensión. Los que se acojan a la oferta presidencial,
deben comprometerse con las dejaciones de armas. La vÃa a seguir, no debe ser
otra, que consolidar la paz y restablecer seguridad ciudadana.
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