Alcaldes guajiros, ¿Cuál ha sido el balance de sus administraciones?

 







Por: HERNÁN BAQUERO BRACHO 


Cuando los alcaldes de los 15 municipios que conforman el ente territorial de La Guajira han entrado al final del tercer año de sus administraciones, como quien dice, ya están con el sol a sus espaldas y analizando que su último año es político, por la elección del nuevo cuatrienio para el periodo 2023– 2026  y entrará en vigor la ley de garantías, lo que generará, como es costumbre, el entorpecimiento de sus funciones legales y constitucionales, es bueno hacer un balance general de sus actuaciones. 


Sobre todo, cuando se han hecho efímeros balances y algunos alcaldes, ni eso han hecho ante sus comunidades y otros están atrasados en el tiempo, que se creen alcaldes solamente del sector que los eligió, semejante torpeza intelectual que solamente se da en nuestra tierra, donde se encuentra el eslabón perdido de la humanidad, es obligatorio que a la relación de logros en cada uno de los gobiernos, la acompañe la transferencia psicológica, positiva o negativa, que cada disposición logra en el usuario interno y externo del ente municipal, es decir, la manera cómo son aceptadas las actividades por los funcionarios y ciudadanos del común.   


Ahí tal vez radican los errores iniciales de los mandatarios, cuando equivocadamente se consideran dueños de la verdad revelada. Así esta falsa realidad sea solo por cuatro años. 


Toman decisiones generales sin un proceso de socialización y en ciertas ocasiones obedecen a la imposición, lo que obligatoriamente condena la medida al rechazo, algunas veces hasta por los silenciosos colaboradores al interior de cada gobierno. 


Aterrizando en nuestro municipio, Villanueva, como todos los alcaldes del departamento tuvieron el mayor inconveniente con la pandemia por año y medio del Covid-19 y que supo sortear con todas las dificultades presentadas. A pesar que ha hecho una buena gestión por su municipio, especialmente en parques de recreación y deportes, en el proyecto turístico de primer orden de Villanueva a Badillo, y la traída del banco agrario a Villanueva lo que hay que reconocerle como un buen punto a su favor; pero a lo prioritario, que debía haber sido el desarrollo agropecuario, que es la punta de lanza de su economía primaria, no le dio esa prelación que hubiera traído empleo directo e indirecto a sus conciudadanos. 


Y si echamos una mirada a todos los municipios de La Guajira, existe un caos de toda índole, con excepción de varios municipios, como Maicao, Hatonuevo, Barrancas, Fonseca, San Juan del Cesar – el mejor alcalde de la Guajira quien ubicó a su municipio como el primero en el departamento y de encontrarlo en el puesto 989 lo ubicó en el número 15 a nivel país, lo que le ha valido dos veces el reconocimiento nacional por el expresidente Duque con la medalla al premio de alta gerencia, por su alto índice de desempeño institucional - El Molino, La Jagua del Pilar, donde sus alcaldes han hecho un papel preponderante en bien de sus municipios. Con esto queda la pregunta: ¿sí se eligen los que son? ¿o todavía hay que darles un alargue de lo que podrán mostrar? El hombre genera tendencias desde que nace y es muy difícil que cambie en el proceder de su vida. Ejemplo hay a montones. 


El electorado, casi siempre, se deja convencer por un populismo barato que el dirigente consigue con artimañas y engaños. 


El manejo en medios de comunicación de estos temas, por parte de los protagonistas, constituye un lunar que puede agrietar el buen funcionamiento de los gobiernos municipales y a las claras dice la falta de manejo administrativo de los funcionarios, porque es claro que son temas de los consejos de gobiernos, donde se deben poner de acuerdo, para luego salir cohesionados, ante la opinión pública. ¿Pero sí funcionan los consejos de gobierno? Se vuelven puro bla bla y nada de acciones. ¿Y dónde está el papel de los concejos municipales? Esa es la otra gran decepción del electorado. Siempre se comenta: "los mismos con las mismas". La mayoría de los concejos municipales en todo el departamento, no defienden los derechos de la comunidad, ni de sus ciudadanos, sino los intereses personales y mezquinos de cada uno de ellos. 


 ¿En qué país vivimos? 


Y retomando el tema, si definitivamente alguna pieza del equipo no funciona, obligatoriamente el capitán del barco debe tomar decisiones electivas, que prometan espacios de eficacia y eficiencia administrativa a favor de la comunidad guajira, sedienta de atención gubernamental e incrédula de gobiernos inspirados en el beneficio general. Pero si es el capitán del barco el que no funciona, entonces la cosa es más grave aún, porque de seguro, la administración municipal ha estado a puertas del despeñadero y quien perderá será el municipio donde se dan estos casos. Ejemplos existen en mi Guajira del alma. 


Entonces se hablará de buenos o malos alcaldes o del cuatrienio perdido. Pero, estoy seguro que no se podrá hablar con justicia de la generación perdida. Quienes hemos tomado la vida como misión y no como carrera, vemos en cada obstáculo un desafío, en cada revés un reto a superar, en todo éxito un punto de partida para acometer nuevas empresas y no un destino al que se llega. Diría, a todos los alcaldes de mi tierra, con la copla de Eugenio Montejo “yo aprendí por los caminos, como todo caminante, que el paso decisivo siempre me queda adelante”.

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