Bloqueos de vías y alteración del orden público

Por Martín Nicolas Barros Choles. 

hoyennoticia.com

                                    

Nos estamos acostumbrando a una cultura inconveniente, originadas por causas de inconformismos e incumplimientos, de compromisos, deberes y obligaciones; de mandatarios y servidores público, coadyuvadas, con desatenciones, apatías, abandono e indiferencias; por motivos de corrupción, en quienes deben resolver situaciones, emergentes y apremiantes, previniendo reacciones, desbordadas y violentas; que generan, daños y perjuicios.


Bloquear y taponar las vías, rurales y urbanas, no debe constituirse en alternativa, para presionar exigencias, aun cuando el estado, nos impulse, a esas circunstancias, por falta de soluciones en los problemas. Pero también se debe, reflexionar y comprender, que los hechos atentan contra la libertad de movilización, perjudicando a muchas, personas y empresas, que ejercen actividades: industrial, administrativas, comercial y de servicios; por incumplir labores y obligaciones.


Algunas autoridades y gobierno ,  utilizan la fuerza represora, para contra restar y despejar, bloqueos, implementados por vía de hechos, cuando lo lógico, es utilizar y agotar, el dialogo y buscar, las formas de resolver, impases y diferencias, de la mejor forma posible.


Los bloqueos de carreteras en Colombia, atentan con la seguridad alimenticia, ponen en peligro la vida de personas, transportadas en ambulancia, encarece el costo de la canasta familiar, disparando inflación y generando pérdidas, de las que nadie responde. Es inaceptable, seguir las costumbres indeseables, de taponar vías, las cuales originan incertidumbres, obstruyendo, acciones y operaciones, que no sirven para subir, sino para descender y hundirnos, en el abismo.


Todos los días registran noticias de parálisis, en diferentes lugares, del territorio nacional, utilizando paros y protestas, para cerrar vías, sin medir las consecuencias de los perjuicios que causan, a los transportadores de cargas, que transitan y circulan, por vías nacional. De igual formas a quienes laboran y se movilizan, en servicios particular y colectivos, de pasajeros.


 Es necesario erradicar esas prácticas, concientizando a quienes participan de ella y judicializando, a quienes persisten en promoverlas y extenderla, de manera indefinidas, por caprichos o negocios. De lo contrarios, seguiremos sometidos a los abusos, que deben rechazar, los mandatarios locales, de manera inmediata, restableciendo derechos, despejando las vías, para acabar con bloqueos.


Si aceptamos por miedo, chantajes de promotores y lideres, que dirigen y mantienen, durante, días y noche bloqueos, hasta cuando complazcan sus pretensiones, estamos jodidos, perdiendo el estado de derecho.


El hecho que el presidente Gustavo Petro, haya sido tolerante, previniendo el uso de fuerzas anti disturbios, reconociendo el derecho a las protestas, por haber participados constantemente de ella, no debe ser óbice, para que estas, se repitan de manera constantes y extensas, bajo presiones, perjudicando, a quienes nada tienen que ver con ella. 


Se requiera poner límites, al término de duración de bloqueos, previniendo daños, directos, indirectos y colaterales; que deben ser protegidos por los gobernantes de turnos, antes que dejar al arbitrio, voluntario o compensado a gestores y promotores, habituados a paralizar abusivamente, vías públicas.


El departamento de La Guajira, no aguanta más paro, brotan repudios, por todas partes, concluyendo, que los protestantes, no cuentan con apoyo popular, porque alteran las paciencias, de quienes resultan afectados.


Es pertinente evitar enfrentamientos y choques, de quienes amenazan y desafían, despejar bloqueos, también por vías de hechos, que podrían terminar en tragedias.

 Los indígenas wayuu, no deben continuar con esas prácticas, de manera rutinarias, sin previamente, agotar mecanismos formales, a través de sus lideres que los representan, para frenar confrontaciones, por causas de contradicciones, que no terminarían bien, constituyéndose en cadenas de crisis, por intereses, de quienes se envician en buscar soluciones, con presiones, indebidas y extremas, conllevando pérdidas económicas, inmensurables e irrecuperables.


Es anormal jugar y abusar, con la paciencia de las personas, hastiadas de los constantes paros en vías públicas, que pueden salirse con la suya, cuando las protestas, carecen de respaldo popular, fomentadas por intereses particulares, de quienes la lideran, eternizándolo, sin importar, lo que ocurra e ignorar responsabilidades.


Si los problemas y necesidades, reclaman soluciones, a través de bloqueos, vamos a terminar, en situaciones caóticas, por tener que soportar, violaciones del derecho de libertad, de algunos inconformes.


La Guajira, es el territorio de Colombia, que registra el primer lugar, en mayores bloqueos y cierre de vía, fama que generan más daños, que beneficios. Cuando estamos constituido en un potencial turístico, atrofiamos y matamos, la oportunidad propicia para el progreso departamental, si seguimos al ritmo de paros.

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