El Niño está que nace

El calor adicional dentro del sistema climático podrá elevar significativamente la temperatura global, abriendo la posibilidad de que 2023 sea el año más cálido jamás registrado. Si se desarrolla El Niño en estos meses, el 2024 será aún más cálido.

El fenómeno del Niño fue identificado y bautizado mucho antes de que la ciencia lo haya reconocido.

 Los registros más antiguos de El Niño surgen con los colonos españoles en Perú hace cinco siglos.

POR ISIDORO HAZBUN

Cuando el conquistador Francisco Pizarro desembarcó en Tumbes, al norte de Perú, su grupo observó desiertos en flor, ríos crecidos y lluvias en esta región habitualmente árida. El aire húmedo y la tierra regada permitieron a los conquistadores sostener una larga marcha hacia el interior del continente y facilitaron su conquista del imperio inca. 

El Niño en esos tiempos lo conocían como los “años de abundancia”. Las temperaturas del agua del océano aumentaban bruscamente. Peces tropicales exóticos aparecían en la costa. La vegetación florecía en regiones normalmente áridas. Toda esta abundancia sucedía porque una contracorriente cálida fluía ocasionalmente hacia el sur a lo largo de la costa del Pacífico, trayendo lluvias torrenciales y vida marina. Siglos después fueron los pescadores del norte de Perú que acuñaron el nombre El Niño en referencia a que las corrientes extrañas solían llegar alrededor de Navidad.


La historia de El Niño también comienza con una sustancia improbable: el guano - excremento de las aves marinas rico en nitrógeno. En 1803, Alexander von Humboldt y el botánico francés Aime Bonpland recorrieron el desierto costero de Perú. Para su asombro, los exploradores observaron abundantes cosechas a lo largo de los ríos. Descubrieron que los campesinos de la costa utilizaban los excrementos de las aves marinas como fertilizante pródigo para sus cultivos. 

Enormes colonias de aves marinas se reúnen en las islas litorales peruanas. Durante gran parte del siglo 19 el guano de estas colonias suministraba la mayor parte del fertilizante mundial. El Niño entró en el léxico de la ciencia internacional después de que naturalistas peruanos intentaron de descifrar la relación entre las temperaturas oceánicas cálidas, las lluvias costeras, los años de abundancia que conducen a un aumento de las poblaciones de aves y los niveles de guano. En un toque de ironía, cuando se produjo El Niño en 1877-1878, un gran número de aves marinas murieron y las lluvias torrenciales disolvieron los depósitos de guano. La industria del guano no volvió a recuperarse después de ese evento.

Hoy en día, se espera que El Niño se desarrolle en algún momento del 2023, con una duración de casi un año. Algo positivo que trae El Niño cuando está activo en el Pacífico es la disminuida actividad ciclónica en el Atlántico. Por otro lado, El Niño causará fuertes lluvias al Pacífico oriental. Un fenómeno de El Niño fuerte arrasará con la infraestructura de varios países y acabará con la vida de cientos de personas. En la Amazonia, El Niño provocará sequías devastadoras. 

El clima caluroso y seco que se produce como consecuencia de este fenómeno propiciará las condiciones perfectas para provocar incendios forestales en toda la Amazonia. En el Caribe colombiano veremos temperaturas intensas, escasez de agua y elevada mortandad de cultivos y animales. El calor adicional dentro del sistema climático podrá elevar significativamente la temperatura global, abriendo la posibilidad de que 2023 sea el año más cálido jamás registrado. Si se desarrolla El Niño en estos meses, el 2024 será aún más cálido.

Aunque El Niño causa catástrofes devastadoras, es un fenómeno ya predecible que va a iniciar. Desde hace ya mucho conocemos de él y entendemos mejor que nunca sus ciclos. No sabemos la intensidad de cada fenómeno con certeza, pero comprendemos que llegará. Podemos desde ya prepararnos para El Niño y empezar a ayudar a las numerosas comunidades y personas vulnerables a tomar medidas resilientes para lo que se viene.