Cantar, bailar, recrearse, jugar y compartir; relajan

                    

Por Martín Nicolás Barros Choles.


La vida es un laberinto medio oscuro, con estaciones y corredores, algunos fangosos, otros espinosos, que sirven de mucho, para aprender, curtidos de enseñanzas, que nos dejan los golpes en la vida, por atreverse y atravesar, con ignorancia la torpeza, para desechar el miedo, que acta y frustra, a quienes por cuidarse, no se lanzan original con certeza o en aventura, para lograr objetivos, avanzar o probar suerte. De lo contrario, se pasman, atrofian y estanca, por cobardes. 


No esperamos que propósitos, nos lleguen por suerte al azar. Preparémonos para lo peor, antes que sucumbir por miedo y debilidades, que nos lleva al sometimiento o nos despatria al exilio. La vida es cortísima y debemos aprovecharla, para disfrutarla, en variadas, formas y estilos, respetando, dignidad y diferencias personales, compartiendo y congratulando, unidad humana, con familiares, amigos, vecinos y compañeros; en convivencia, social, comunitarias y de labores. 


La música es fuente de inspiración y transmisión, pero nada de que sean toxica e incitadoras de violencias, conectada con el mundo loco de las personas, que lo habitamos. Cantar, bailar y escuchar música; es una terapia especial, que relaja, desestresa y reconfortan, dejando a un lado, matices y recuerdos, que martiricen, sacudiendo karmas de sentimientos negativos, desechando toxinas acumuladas, generadoras de malestares, que atormentan, pero las consienten, por miedo u orgullo. Canten las canciones que les gusten y bailen, todo lo que puedan.


 La música reseña relevancia. Es un producto de inspiración humana, cocinado por compositores y servido, por los cantantes, con acompañamiento rítmico armonizado, de instrumentos musicales, manifestando, lo que vivimos, sentimos y queremos; pero a la vez, nos dejas mensajes y expresiones  graciosas, en temas y términos, interpretativos e ilustrativo; que conjuga, con el medio viviente, para sentir bienestar y despejar, turbulencias mentales, que nublan la cabeza, desmotivan, aturden y confunden. 


En la vida todo es posible que ocurra, preparémonos, para lo bueno, lo malo y lo feo. La felicidad es efímera y ocasional.  La música es un deleite melodioso, que encanta, trasmite satisfacción y genera agrado. La música es la medicina del espíritu humano, elixir que embriaga de alegría el alma, indiferente del género y tonalidad, para motivar, despertar, animar y gozar sanamente; enrolado, en unión de amistad, familiaridad y confraternidad social.


El mundo está congestionado de injusticia e iniquidad, complementada, con irrespeto, insolidaridad, indiferencia, avaricia, corrupción, inmoralidad y violencia; viviendo en sosiego, con temores y miedo; porque no gozamos de garantía, en seguridad, de orden publico y administrativa; lo que hace mas complejo en convivencias, el manejo de libertades y negocios; azotados de  extorciones, amenazas y crimines desatados, por delincuencias incontrolables,  por debilidades de autoridades competente y complicidad, de algunos miembros de cuerpo armados  del estado, con bacrines y organizaciones armada al margen de la ley, en participación de conciertos o “vueltas” en el bajo mundo, originándose desconfianza colectiva, quedando a las buena de Dios y al acecho de la delincuencia, rogándole u orándole al ángel “Chapulín Colorao” que venga a salvarnos.


El trabajo es una labor social de servicio, con remuneración económica, que constituye medio de subsistencia para la gente, que el Estado, debería garantizar facilitando y ofreciendo, oportunidades a todos los cuídanos, sin distingo de privilegios, beneficios, ni discriminaciones, imperando el derecho de igualdad, paraque hogares y familias, se  estabilicen, con los ingresos que obtengan de labores, servicios y trabajo; para utilizarlo  en pago de: arriendos,  servicios domiciliario, transporte y consumo; de alimentos, solidos, líquidos y gaseoso; elemento de aseos y otros. Las personas, también necesitan y requieren, recreación y prácticas de juegos deportivos. Hay variedades recreativas, compenetrada, en la cultura, el arte y los deportes; que distraen, trasmiten energía positivas y alegría, descongestionando pesadez con relajaciones. 


Desde la niñez es necesario la inducción y apoyo, de los infantes y adolescentes, a la  cultura, el arte y los deportes, respetando el gusto, por sobre los que quieran inclinarse de manera libre, en cualquiera de las  modalidades que empatice, practicar con balones, trotar, nadar, tocar instrumentos musicales, de cualquier modalidad y sonido, en bandas, conjuntos musicales o de manera solitarias es de mucha utilidad. También divierte danzar, bailar, cantar, escuchar música y pintar.  No solo se recrean quienes ejercen las practicas, ellos también recrean, a todos los que los miran y observan, las acciones, expresiones, habilidades y destrezas; deportivas y artística. 


Quienes se dediquen a estas prácticas, no será  fácil, terminar en la delincuencia, empuñando las armas, como está ocurriendo con muchos jóvenes sicarios, víctimas de las desatenciones, descomposición social e indiferencias, de quienes gobiernan, que poco o nada se preocupa, por el futuros de adolescentes, al no ofrecer medios alternativos, para alejarlos de la delincuencia,  implementado, oportunidades, culturales y deportivas, en escuela e instituciones artísticas, construcciones de canchas, promover los deportes, arte y la cultura; en los establecimientos educativos, que hoy en día adolecen de esos espacios para sus practicas.


La recreación para adultos, menores y mayores es un bálsamo para aislarse del aburrimiento y depresión, alguno por motivos de achaques, renuncian a las practicas deportivas, pero se divierte con la música, oyéndola, cantándola y bailándola. También asisten a eventos públicos y privados; a distraerse, de actuaciones culturales y deportivas.

 

Compartir en familia, con grupos, sociales, religiosos, políticos, amistades, parejas y demás personas, particularizada; sirve de relajación; originadas en aprecios, afecto, consideraciones y empatías, entre personas que comparten: amor, dialogo, conversatorios, tertulias, festejos, parrandas; participar de espectáculos público. También, pasear o jugar: dominó, billar, “parques” u otros. No olviden que la unión hace la fuerza y a veces, toca compartir, con la soledad, que nunca falta, pero tampoco sobra, para meditar y reflexionar. 



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