Transición energética en La Guajira
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Por Martín Nicolás Barros Choles
Las cosas valen de acuerdo con lo que sirve,
amparado en calidad, resistencias, competitivas y garantías confiables. La
Guajira, no está para regalarse, ni subutilizares, ni mucho menos, mal venderse,
por quienes nos gobiernan en el centralismo, aprovechando oportunidad de
beneficios personales, en nombre del territorio.
Todos los guajiros debemos ejercer como
representantes y veedores, de nuestros derechos e intereses; levantando la voz,
cuando sea necesario, denunciando, malas acciones, que desmoralizan, causan
daños y perjuicios colectivo. Que predomine la voz y el aval popular, para ver
si así, cambian las cosas, frente a quienes nos representan y gobiernan, modificando
el estilo de vida, en ambiente progresivo.
Dios privilegió La Guajira, una península
energética, con variados frentes fronterizos; que de muy poco nos ha servido a
nativos, por estar supeditados, a un centralismo absorbente, que nos tiene
pasmado, atrofiado, asfixiado y utilizado; de gancho y paracaídas, en perversas
y constantes, prácticas de corrupción, la última, UNGRD. Es hora de que le
pongamos freno, no silenciándose, si no denunciando, sin temor a amenazas que
puedan originarse. Hagamos valer el sentido de pertenencia, para que nos
respeten. “A lo tuyo tu”.
La Guajira Norte, es un territorio de ciertico
especial, para generar las energías alternativas, eólica 24 horas, 365 días año.
Solar 10.7 horas luz día, durante todo el año, 30.000 gigavatios. Puede
constituirse en una gran fuente de energía eléctrica, para proveer el 60% del
consumo nacional. Apoyemos a la Nación Wayuu, en la suspensión de proyectos
adjudicados, por el entonces presidente, Iván Duque Márquez, sin que se hubiese
legislado, el marco legal, sobre derechos retributivos y compensatorios, a que
tienen derechos los territorios, donde se exploten de manera masiva, la
generación y comercialización de energías y sus derivados, como el hidrogeno.
“Han fracasado los proyectos de energías en La
Guajira”. “Los indios no dejan hacer nada”. Es importante analizar el asunto y
comprenderlo. Es insoportable que se invada el territorio, con una cantidad de
operadores de las energías alternativas, a quienes el gobierno les negoció y
adjudicó contrato de concesión, para la explotación y comercialización, sin
tener en cuenta celebrar consultas previas, para ganar el consentimiento
popular, de los dueños del territorio, previos acuerdos formales
participativos.
No es la Guajira la que fracasa con los
proyectos concesionados, sino el frio centralismo de Bogotá, que considera a la
península de La Guajira, como una finca, a la que tienen facultades y atribuciones,
para hacer y deshacer. Oportuno frenazo de la Nación Wayuu, contra el
centralismo, para no tener que repetir, los resultados de la explotación de
carbón, ilusionado de espejismos, fantasías, series de mentiras y falsas
promesas, que terminaron fallidas.
Los guajiros queremos emprender desarrollo y
progresos, es una nueva oportunidad de bonanzas en la que no podemos seguir de
“convidado de piedra” relegados a un segundo plano, ni muchos menos,
indiferente; con comportamientos pasivos, negativos y negligente, que a nada
conlleva, sino a arruinar la pobreza que padecemos. Que prevalezca, la
autonomía territorial y la soberanía popular.
La activación energética es una necesidad de
urgencia, estamos en amenaza de apagones, por los bajos niveles de aguas en las
reprocesas, afectadas por el fenómeno del Niño y el recalentamiento climático. Nos
tienen al borde de locura, con desmesuradas facturaciones del consumo de
energía eléctrica. Creo que nadie en rozamiento, se oponga a proyectos de gran
magnitud económica, socializado, concertados y negociado; con la Nación Wayuu”
para que se suscriban acuerdos y compromisos. No basta con entregar dineros
individualizados, ni dividir, para reinar en resguardos indígenas, que deben
unificarse de manera federalizadas, para prevenir, divisiones y confrontaciones
internas, defendiendo sus bienes y derecho, apartándose de intereses
personales, frente al bienestar general y común.
Rodeemos al presidente Gustavo Petro, con su
equipo de gabinete, mancomunadamente con el señor gobernador de La Guajira,
Jairo Aguilar Deluque, para dialogar, socializar, concertar, intermediar y
materializar, acuerdos de participaciones y soluciones, cumpliendo compromisos
suscrito durante términos establecidos.
Tengo fe que los mandatarios, nacional y
departamental, limen: causas, motivos,
diferencias y asperezas; entre las organizaciones wayuu y concesionarios, para
continuar implementaciones e
instalaciones, de equipos y conexión de transmisión, para producción y comercialización,
de energías alternativas, generada con combustibles natural, (aire y sol),
suministrado por el territorio peninsular de La Guajira, ganándose el derecho
de compensación y retribución,
proporcional, con ganancias que
se obtengan de operaciones mercantiles, en condiciones equitativas y
preferenciales, sobre vinculaciones, laborares, ofertas de servicios y
comercio; siguiendo el ejemplo del departamento del Cesar; con operadores
mineros de carbón; diferente a los subcontratistas del Cerrejón, que a ningún
guajiros vinculan.
Los parlamentarios, senadores Alfredo Deluque
Zuleta, Martha Peralta y Representantes
a la Cámara, Juan Loreto Gómez y Jorge A Cerchiario F, deben participar,
conjuntamente, con el presidente, Gustavo Petro y el gobernador Jairo Aguilar,
en mediaciones y soluciones, de la transición energética en La Guajira,
aportando criterios positivos, que unifiquen, sin desventajas de beneficios, ni
incidencias caóticas, que estanque ejecuciones de proyectos de energías
alternativas.
Directores
de medio de comunicaciones, periodistas y columnistas; además de observador e
informador, debemos ser activo, orientando, motivando, insinuando, promoviendo
foros, en su participación, sin inclinar la balanza a la parcialidad
informativa, sofocando el fuego, generado por diferencias de intereses. Asumir
la tarea y responsabilidad, de sacar adelante, reformas unificadas, en
transición energética. El estado emergente que vivimos es apremiante, para
consolidar de buena fe, sin ganadores, ni perdedores, el lanzamiento masivo, de
la transición de energía eléctrica, que concierten y acuerden, los
concesionarios con la “Nación Wayuu” y el gobierno nacional.
Los valores facturados de la energía tradicionales
se han incrementado hasta mas de un 500%, lo cual tiene a la sociedad y
comunidades, patinando, con negocios, quebrados y cerrado. El cambio debe ser inmediato,
para bajar el costo, de la canasta familiar, donde no alcanza recursos para
cubrirla.
No olvidemos la operación de la represa del
rio Ranchería, para el suministro de agua, con la aplicación de la norma que
dispone, obras por impuesto de renta, que sufragaría el Cerrejón
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