Cultura y deportes... ¡inoperantes!

Por Martín Nicolás Barros Choles  


  

                                                  

La cultura es creaciones que se reflejan de variadas forma, cultivando valores, transformados en derechos, materiales e inmateriales, plasmada en modus viviente y conjuntos de: creencias, tradiciones,  costumbres, relaciones, lenguas, artes, música, danzas, ritos, folclor, política, literatura, filosofía, arquitectura, gastronomía, festividades, actuaciones, cine,  religiones entre otras; de participación colectiva y personal, iniciada con prácticas de educación, que inicia, con lectura, escritura, instrucciones, ilustraciones y formaciones eruditas; que lo caracteriza registrando historia humana.


La cultura, es habitual y extensiva, sin edad excluida, desde la infancia a la adultez, abarcancando múltiples formas participativas y recreativas, generadora de emoción, alegría y terapia de relajación. La cultura es base fundamental, de consolidación, civilización y progresos selectivos. En ella, expresamos, inspiramos, manifestamos y exaltamos; organización, personas, imágenes, tributos y cualidades, territoriales globales, por destacamentos y desarrollo. La cultura y los deportes son auto sostenibles, pero se requiere, cultivarlo, atenderlo y asistir, el desarrollo de crecimiento, para que florezcan y fructifiquen.


El respeto, disciplina y moralidad; son factores que afianza  algunos temas cultural, para su conservación y prosperidad, sin descartar, desordenes y recochas sociales, que hace parte de nuestra cultura,  brillando en activaciones, que motivan y atraen, observadores,  para contagiarlo, del ambiente, atractivo y distractivo, enriquecedor de almas y pensamientos, saludable, para superar, monotonías, aburrimientos, tedios y depresiones. Mente sana, cuerpo sano. Aislarse de la participación cultural y deportiva, es desconectarse del entorno y ámbito social, que resulta diferentes a las privaciones o exclusiones, por motivos de limitaciones, física, normativas y especifica.


Los deportes y  la recreación, se enlazan con la cultura, para ofrecer oportunidad, participativas populares, de sensación agradable,  en formación competitiva, generadoras de productos calificados, que contribuye de manera  positivas, mediante estrategias y acciones rutinaria, que  contemplen, visiones  de desarrollo social y económico, al servicio indiscriminado, en cohesión social, garantizando seguridad y continuidad, para mantener activo el dinamismo espiritual, que diluyan y erradiquen, factores y sentimientos, negativos y tóxicos, originarios de problemas, revanchismo, rivalidad y crisis cotidianas, que atentan y vulneran, la paz e inciden en la criminalidad.


Es deber de mandatarios o gobernantes, velar, promover, apoyar y financiar; establecimientos y canchas, para prácticas de actividades y eventos, culturales y deportivas; en escuelas, colegios y organizaciones, público y privado. Aun cuándo en Colombia, existen Ministerios de Cultura y Deporte, con funciones independiente; por un lado, carecen de fortalezas económicas presupuestales, al estilo cenicienta y por el otro lado, están afectados, por la contaminación de corrupción, merodeadas por parlamentarios, buscando partidas económicas de beneficios personal. Congresistas, igual a comejenes o termitas, desboronan y destruyen, las instituciones publica, con acciones y operaciones, de corrupción.


 De la nación hacia abajo, en secretarias de cultura y deporte, del  orden departamental, distrital y  municipal, sigue el mismo desastre y deterioro,  de lo nacional, desapareciendo lo pocos recursos económicos que se destinan en presupuestos anuales, pasmando y desmotivando,  vocaciones deportivas y culturales,  frustrado jóvenes,  con sueños e ilusiones, desaprovechando los valores efectivos, que puedan lograrse, pero por carencia de patrocinio, se   atrofian, y privan, intenciones de estar representados,  con dignidad, en competencias: locales, regionales, nacional e internacionales. Si se destinara el 50% de los recursos económico, que les reparten, a senadores y representantes a la Cámara, que conforman coalición de  la mayorías, diferentes a salarios, honorarios y gastos de representación que reciben mensualmente; para lograr aprobación de leyes y reforma constitucional, podría estar mejor representados, en referenciadas competencias, ubicándonos  en posesiones valorables de medallerias. 


Las ligas deportivas tienen que mendingar, para que los deportistas puedan salir a competir, con escasa preparación, por no tener apoyo de gobernantes, porque las instituciones solo tienen disponibilidad presupuestal, para pagos de nominas burocráticas, contratos y ordenes de servicios “corbatas”, amparadas en el clientelismo politiquero. 


De la participación históricas, de Colombia en Juegos Olímpicos, ha sumado únicamente 38 medallas, en 84 años. 5 de oro, 16 de plata y 17 de bronce; cuando debíamos haber superado, más de un centenar, por lo menos. De la citada estadística, de deduce las deficiencias y decadencia, en patrocinio deportivo.


Los eventos culturales y deportivos, constituyen un gancho, para explotar la recreación y el turismo, complementado con paisajes: exóticos, paradisiaco, maravillosos y divino naturales, mar, rio, selva, islas, valles, llanuras, cascadas y  montañas; ecoturismo  y etnoturismo,  entre otros, en territorio geográfico, de la nación, que originan utilidades, como se  reflejan en competencias deportivas  y presentaciones culturales, nacional e internacional, donde han invertidos e invierten, con fe y esperanza,  logrando futura rentabilidad.


 Alcaldes y gobernadores, deben hacer valer la autonomía territorial que ostentan, para amparar, la cultura y los deportes, sin abstenerse a la espera, de citados ministerios, porque  estos, en el nuevo presupuesto nacional, vigencia 2025, son víctimas de recortes por ajustes.

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