La cooperativa de los compadres – Cuarta parte

 

hoyennoticia.com

Por: Wilson Rafael León Blanchar 

Después de la feria en Valencia, Fonseca se volvió tema en redes y programas de televisión europeos. El video del chivo comiéndose las hierbas suizas y el baile de vallenato en medio del pabellón se viralizó. Tanto así, que un grupo de 12 europeos decidió viajar “para vivir la experiencia original en su hábitat natural”.


Enrique Marulanda recibió la noticia en la tienda de Don Patricio:


—Compa, vienen 12… ¡Doce! Y dicen que quieren la experiencia tal cual la mostramos en España.

—¿Con chivo y todo? —preguntó Yaya, preocupada.

—Con chivo, gallinero, dulce de coco, guaireñas y la lata de Efraín…


El día de la llegada, Fonseca estaba de fiesta. La plaza parecía feria patronal: vendedores de raspao, burros adornados con cintas, niños corriendo detrás de las gallinas, y Toño el Loco haciendo guaireñas “edición especial” con su logo dibujado en marcador.


Los turistas llegaron con cámaras, gafas de sol y ropa ligera… aunque no sabían que el calor del mediodía no perdona. La primera actividad fue la “Ruta del Queso y la Yuca”: caminar desde la plaza hasta la finca de Don Patricio, donde se haría la degustación.


Pero en el camino, uno de los franceses, que venía fascinado con todo, se encariñó con Clavito, el burro viejo de Changa. El problema fue que Clavito decidió sentarse en medio de la calle y no moverse más. Entre cinco intentaron empujarlo, y al final Clavito ganó la batalla… todos terminaron cargando el queso a pie bajo el sol.


En la finca, Yaya sirvió su dulce de coco recién bajado del fogón. Un italiano, recordando la dureza del turrón, se metió un trozo grande… y pegó un brinco diciendo:


—¡Mamma mia, esto quema más que mi horno de pizza!


Efraín empezó a tocar la lata y, como en la feria de Valencia, se armó el baile. Pero el chivo, fiel a su estilo, vio el bolso de una alemana y decidió que era buen momento para morderlo. La alemana salió corriendo, el chivo detrás, y medio pueblo siguiéndolos.


Enrique, viendo el espectáculo, le dijo a un español que miraba asombrado:


—Compa, aquí no es show… así vivimos.


Al final del día, los europeos estaban agotados, sudados, llenos de anécdotas y con las maletas cargadas de queso, arepas, guaireñas y fotos del chivo. Antes de irse, uno de ellos dijo:


—Esto no fue turismo… esto fue una aventura de supervivencia con música en vivo.


Y Fonseca, otra vez, quedó en boca de todos… ahora con reservaciones hechas para la próxima temporada.

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