POLICÍAS EJECUTAN A DOS JÓVENES EN LA CALLE ANCHA.

HERMES LÓPEZ DELUQUE.

A mediado del año 1977, en la calle 7 . conocida cómo la Calle Ancha. en la esquina de la carrera 3 que viene de la parte este del parque Centenario, cierta tarde, casi oscureciendo, se presentó la policía en busca de dos jóvenes que se encontraban en esa residencia.


Los muchachos se atrincheraron en ese sitio y la policía empezó a dispararles desde afuera, desde adentro, los muchachos repelieron el ataque y se formó un tiroteo que alertó a la comunidad.


La noche estaba cayendo, acompañada de una llovizna leve que infundía una especie de misterio aterrador. En medio de la balacera, un agente resultó herido levemente, lo que enardeció más a los agentes que empezaron a lanzarles bombas lacrimógenas para adentro de la casa.


Sin embargo, los jóvenes resistían, cómo que estaban preparados, y seguían respondiendo el ataque que se fue extendiendo por largo rato, lo que permitió que la comunidad desde la distancia presenciara el enfrentamiento.


Los agentes de policía rodearon la cuadra entera para evitar la fuga de los muchachos y desde unos 150 metros, en la culata de la casa de Alicia Guerrero, ubicada en la calle 7 con carrera 2, cuyo frente estaba sin edificación y desde ese lugar, en unión de Juan Torres Deluque pudimos presenciar los acontecimientos.


La balacera duró cómo dos horas y hubo un momento en que los jóvenes se rindieron, salieron con los brazos en alto y enseguida los agentes los atraparon y acostaron en el suelo, ya tendidos en el piso, un agente los esposó mientras otros les ponían los pies encima.


Luego procedieron meterlos de nuevo a la casa y se produjo un silencio que sentimos largo. De repente se escuchó un disparo seguido de un grito aterrador: - !Ayyyyy¡ y enseguida una ráfaga de balas rompió el silencio. Aterrado le dije al viejo Juan Torres, - !Nojoda mi tío, los mataron¡


Tras los disparos varios policías corrieron hacia el patio y otros hacia la calle gritando: - Se escaparon, se escaparon. El lugar quedó en completo silencio y la gente de la comunidad se miranban entre si sin pronunciar palabras, estábamos aterrados.


Luego se presentó un vehículo en el cuál los montaron y los llevaron al cementerio central donde los abandonaron.


Alguien que pudo entrar a verlos, comentaba que los jovenes fueron ajusticiados sentados en sendas mecedoras y sus cuerpos presentaban múltiples disparos en el pecho y cuello. Era aterrador, comentaba.


Sobre esas muertes, no se supo más nada, solo comentarios que aseguraban que eso se debía a una venganza familiar entre dos familias provincianas y un peso pesado les ordenó a la policía su ejecución.

 

Ese momento lo viví y muchos del barrio pueden dar fe de la realidad de este horrible hecho. Dios nos bendiga amigos.

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